Karina vuelve al teatro

Karina vuelve al teatro

 

Diana lucha todos los días con sus alucinaciones, sus pastillas y psiquiatras. Es un ama de casa que solo quiere la estabilidad. Esta batalla es representada sobre el escenario por Karina, que así vuelve a sus orígenes artísticos: el teatro.

 

La cantante y actriz venezolana pisa de nuevo el país para protagonizar un musical. Casi normal, que tuvo una primera temporada, regresa a la cartelera dirigido por Marcel Rasquin y con un elenco de jóvenes que se suma a Napoleón Pabón, Alí Rondón, Alejandro Sojo y Tico Barnet. Las funciones comenzarán el jueves en el Teatro de Chacao.

 

—¿Cómo fue la primera temporada de Casi normal?
—Fue un proceso muy rico artísticamente. Lo disfrute increíblemente, tenía tiempo que no lo hacía. Trabajar con Marcel Rasquin fue una simbiosis rara, porque esto era algo diferente a lo que él había hecho. Mezclamos su visión de cine con lo que es teatro. Además, en el equipo logramos una relación personal maravillosa. Eso se tradujo en un éxito rotundo, en un momento de mucha adversidad. Porque aquí los que quedan, los que luchan, se niegan a morir y aprecian este tipo de esfuerzos.

 

—¿En qué trabaja actualmente?
—En mi disco, que se llama Tequila y rosas. Antes de irme en la temporada pasada hice un video promocional de uno de los sencillos, dirigido por Marcel. Además haré un DVD. Estoy muy ilusionada porque quiero exponer lo que se hace en Venezuela a pesar de todo.

 

—¿Cuál es el espíritu de Tequila y rosas?

—Tiene una influencia mexicana porque es un mercado que ha sido muy importante para mí. La mitad del disco tiene una fusión ranchera y la otra es rosa, popera, como he sido toda la vida.

 

—En estas temporadas que le han permitido volver, ¿ha pensado ofrecer conciertos?
—No, no estoy haciendo más nada aquí. La situación país es literalmente muy difícil y es una osadía de la gente que produce Casi normal el traerme. Involucró mucho gasto y es complicado para los empresarios hacer este tipo de show. Aunque trato de facilitarles lo más que puedo. Yo tengo mis espectáculos de siempre, mis clientes que desde hace 30 años me llevan para todos lados y de eso me mantengo, porque mi música ya es como del acervo cultural.

 

—¿Aún vive esa nostalgia de los años ochenta?
—Inevitablemente la nostalgia revive en cada show. Pero no estoy estacionada, no vivo de la gloria de lo que fui. Por eso me atrevo a hacer cosas distintas, a volver a empezar, a mi edad y en este momento. Porque ya los ochenta pasaron y aunque aún canto esas canciones soy otra, y la gente que me escucha también lo es. Yo necesito ponerle más páginas a este libro, que no se ha acabado aún.

 

—En la época en que usted se fue del país el motivo para emigrar era muy distinto al actual. ¿Cómo se sentía entonces?
—Yo nunca me fui. Yo me quedé en otro lugar, que es diferente. Estaba muy joven y era muy famosa, vivir aquí para mí era un problema. Me sentía acosada, no tenía amigos. Porque el artista se va quedando solo. Yo salí de una comunidad muy sectaria, la judía, mis amigas se casaron y me dejaron de llamar. Entonces me mudé un poco por eso. Después regresé a hacer una telenovela en 1996 y viajé a Miami para grabar un disco, conocí a mi esposo y me quedé. ¿A qué voy a volver? Cada vez hay menos razón de regresar a un país que se encuentra así como está. Es muy penoso, he tratado de explicarle a mi familia que no era así antes. Esto no tiene comparación con lo que fue. Y espero que nada sea como antes, pues si eso produjo lo que tenemos ahora, no podemos ser iguales jamás. Y Dios quiera que aparezca un venezolano superior, más consciente y trabajador, que quiera más a su país.

 

—¿Cómo asume el paso del tiempo?
—Yo no le paro mucho al tiempo. Todavía estoy activa y me pagan; soy querida y respetada, eso se agradece y se aprecia. El talento no vence. No creo en las modas, porque he perdurado. El arte es eterno. El que le para al tiempo y a la caducidad de las cosas no merece la eternidad.

 

—¿Cuáles han sido sus grandes batallas?
—A mí todo me ha costado muchísimo. Creo que el primer buen accidente de mi vida fue haber sido famosa a los 16 años de edad. Pero como estaba tan chama no lo aprecié como correspondía. Luego, volver, estar y perseverar me costó mucho. Considero que lo más fácil es ser cantante; la vida regular me cuesta mucho. Todos tenemos cruces a cuesta. Hacer malabares entre la vida doméstica y la de famosa es muy difícil. Lo importante de la batalla, además de la victoria o la derrota, es lo que sigue, lo que lo mantiene a uno vivo.

 

Casi normal
Teatro de Chacao, Centro Cultural Chacao, El Rosal
Funciones: del 25 de febrero al 13 de marzo
Entradas: entre 3.000 y 7.500 bolívares

 

 

Ma Angelina Castillo

El Nacional Web

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