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Kamala Harris creció en las encuestas, pero por ahora no le alcanza para llegar a la Casa Blanca

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Kamala Harris creció en las encuestas, pero por ahora no le alcanza para llegar a la Casa Blanca

En los dos primeros meses de su campaña, Harris ha alcanzado o superado las expectativas, pero tiene que esforzarse más para ponerse a la delantera en los estados indecisos

Dan Balz
THE WASHINGTON POST

La apuesta de Kamala Harris podría haber llegado a su techo, según algunos analistas que entienden que la casi intangible ventaja en las encuestas podría no alcanzarle para reclamar la victoria en noviembre.

WASHINGTON.- En su apuesta por la presidencia de Estados Unidos, la vicepresidenta Kamala Harris sigue tildando todos los casilleros. Desde la noticia de su candidatura y su participación en la Convención Nacional de los demócratas hasta su desempeño durante el debate contra el expresidente Donald Trump, Harris ha cumplido o incluso excedido las expectativas.

Sin embargo, para estar segura de ganar, todavía le queda mucho por hacer.

En las primeras semanas posteriores al renunciamiento de Joe Biden de mediados de julio y a que se alzara con la candidatura, las encuestas respondieron mejorando la posición de Harris entre dos, tres y cuatro puntos en algunos de los siete estados norteamericanos donde la competencia es más reñida: una carrera presidencial que muchos demócratas daban por perdida, de pronto estaba abierta a un nuevo desenlace.

La vicepresidenta estadounidense y candidata presidencial demócrata, Kamala Harris, aborda el Air Force Two cuando sale del aeropuerto LaGuardia en Queens, Nueva York, el 22 de septiembreMATT ROURKE – POOL

Ese cambio inicial en las encuestas puso a Harris casi en situación de paridad con Trump, y así está la compulsa desde entonces. En las últimas dos semanas, según el promedio de encuestas del diario The Washington Post, el amperímetro apenas se ha movido menos de un punto para arriba o para abajo en todos los estados pendulares o indecisos.

La semana pasada se difundieron una serie de encuestas, la mayoría de ellas realizadas en los tres estados pendulares del norte —Michigan, Pensilvania y Wisconsin— considerados como el camino más directo de Harris hacia la victoria. Esas diversas encuestas mostraron algunas diferencias, especialmente en Pensilvania, el estado clave para esta elección.

La encuesta de The Washington Post mostraba que Pensilvania estaba estadísticamente empatada: de los encuestados que dijeron que probablemente irían a votar, el 48% dijo que lo haría por Harris y el 47% por Trump. Pero la encuesta de la Universidad de Quinnipiac mostraba a Harris con un 51% y a Trump con el 45%, y la encuesta del Marist College los empataba en un 49%. Promediando todas las encuestas de Pensilvania, en ese estado Harris tiene una ventaja de uno a dos puntos, una cifra nada insignificante, pero que está dentro del margen de error, sobre todo en un estado donde tanto en 2016 como en 2020 la elección se definió por menos de un punto.

Y ese patrón se repite en prácticamente todos los demás estados indecisos. Harris lleva una ligera ventaja en Michigan y Wisconsin. En otros cuatro estados —Carolina del Norte, Georgia, Arizona y Nevada—, los promedios de las encuestas muestran que los dos candidatos están básicamente empatados, con Georgia un poco más inclinada por Trump, pero no holgadamente.

¿Qué más podría hacer Harris para ganar?
Después de superar a Trump en los sustancial y también en los retórico durante el debate del 10 de septiembre en Filadelfia —incluso según un grupo de votantes relevados por The Post que podrían ayudar a decidir la elección—, algo del brillo de Harris ha empezado a desvanecerse, según un estratega demócrata que sigue de cerca las cifras. Pero ese fenómeno es bastante típico. Por mínima que sea la ventaja que Harris obtuvo en su primer y probablemente único debate presidencial de este año, en una elección tan reñida cómo esta, con poco se gana mucho.

La percepción de la opinión pública sobre Harris muestra una mejora concreta. Durante la mayor parte del mandato de Biden, exhibía números muy flojos, pero desde que Biden abandonó la carrera, sus calificaciones favorables aumentaron 17 puntos netos frente a las desfavorables, según el sitio web fivethirtyeight.com y hoy están 50/50, ya que muchos tienen una impresión favorable y desfavorable de ella al mismo tiempo. Mientras tanto, el promedio de imagen de Trump es netamente negativa por nueve puntos.

Según las nuevas encuestas del Marist College, las opiniones favorables sobre Harris en Michigan son netamente positivas, frente a las netamente negativas de Trump. En Wisconsin, ella está 50/50 y la imagen de Trump es netamente negativa. En Pensilvania, la opinión sobre ambos es negativa por unas décimas.

Wisconsin es uno de los estados considerados clave para los próximos comiciosFacebook Kamala Harris/Donald J. Trump
¿Significa algo? El encuestador republicano Bill McInturff dice que en realidad no, y para probarlo apela a la historia reciente. En 2016, la percepción sobre Trump era significativamente más negativa que sobre Hillary Clinton —aunque ambos eran impopulares—, y sin embargo Trump ganó. En 2020, la imagen de Biden estaba casi 50/50 y la de Trump era negativa, y aun así casi ganó.

“Creer que el candidato con imagen netamente positiva más alta va a ganar las elecciones es una de las reglas políticas que la era Trump ha sido destronado definitivamente”, dice McInturff, que de todos modos reconoce que sigue siendo preferible tener una imagen positivas, pero explica que el cambio a favor de Harris se produjo en gran medida entre los que ya eran demócratas.

En esta elección hay pocos votantes verdaderamente indecisos, pero sí hay votantes persuadibles, personas que tal vez ya se inclinan por un candidato pero que tal vez no estén convencidos de ir a votar. Una clave para ganarse a esos votantes y hacer que concurran a las urnas es darles información que no conozcan sobre un candidato, sea a favor o en contra, para que eso los empuje a ir a votar.

Calcomanías con el logo «yo voté» en un centro electoral de Arlington, VirginiaANDREW HARNIK – GETTY IMAGES NORTH AMERICA
En el caso de Trump, queda claro que decir algo que ya no se haya dicho es casi imposible. Las opiniones y percepciones sobre él son fijas, en ambos lados de la ecuación. Así que por más escandalizadora que sea su actitud y la frecuencia de sus mentiras, su imagen casi no cambia en absoluto. Y sin importar cuánto se escriba o se hable de ello en los medios, no se produce un cambio real en su imagen.

Pero Harris todavía tiene mucha información que compartir, desde quién es y de dónde viene, hasta su postura frente a temas de gran importancia para la opinión pública norteamericana, y también reforzar las señales que envía sobre su liderazgo como posible presidenta para enfrentar algunos problemas del país que parecen irresolubles y lidiar con un mundo cada vez más peligroso e inestable.

Parte de eso ya lo está haciendo a través de avisos de campaña, ya sea en televisión, en los medios digitales o en las redes sociales. También intentó demostrarlo durante el debate, que fue visto por más de 67 millones de espectadores. Mientras tanto, la campaña de Trump hace todo lo posible para manchar su imagen y para hacerla parecer como alguien alguien marginal que no lista para enfrentarse con dictadores extranjeros.

La candidata presidencial demócrata Kamala Harris habla con Oprah Winfrey en el evento Oprah’s Unite for America Live Streaming, el jueves 19 de septiembre de 2024, en Farmington Hills, MichiganPaul Sancya – AP

El entusiasmo de los demócratas por la candidatura de Harris sigue siendo alto. El jueves por la noche, mantuvo un encuentro en Michigan con Oprah Winfrey que se transmitió en vivo, y el viernes por la noche concentró a más de 10.000 personas en un acto de campaña en Madison, capital del estado de Wisconsin. Pero en el pico de entusiasmo por su candidatura, el mes pasado, ya varios estrategas demócratas advertían que septiembre sería un baño de realidad para la campaña de Harris: y es lo que está pasando hoy.

La votación anticipada ya arrancó y octubre todavía puede depararnos algunas sorpresas. Para Harris, este es el momento de arremangarse para mantener motivada a su base militante, llenar los espacios en blanco, mantener la presión sobre Trump, llegar a esos pocos votantes indecisos, todo con la esperanza de mover las cifras apenas unas décimas por semana, lo suficiente como para poder reclamar la victoria en noviembre. A ese punto, sin embargo, todavía no ha llegado.

Traducción de Jaime Arrambide

Dan Balz
The Washington Post

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