Neymar, vestido nada más con los calzoncillos que provocaron una amenaza de sanción de parte de la FIFA (Su marca, exhibida en la cancha por el astro de la selección de Brasil, es ajena a la cartera de patrocinantes oficiales del Mundial), mira a cualquiera que pase. La figura de cartón está ubicada en la puerta de una tienda cercana a la céntrica estación de Metro de Sé, en Sao Paulo, y es parte de una de las muchas campañas publicitarias con el futbolista del FC Barcelona como centro. Su imagen vende cualquier cosa que pueda venderse.
Y es que Neymar no es un jugador cualquiera. Él es quien comanda a la canarinha con en el obligatorio objetivo de ganar el hexacampeonato mundial el 13 de julio, el día de la final en el estadio Maracaná de Río de Janeiro. Sin embargo, hay que ir paso a paso y, primero, llegan los cuartos de final con los enfrentamientos Brasil-Colombia, Francia-Alemania, Holanda-Costa Rica y Argentina-Bélgica.
La joven estrella de 22 años lleva cuatro goles en la Copa del Mundo y cumple con lo que se espera de él; pero tiene fuertes rivales en el camino, convertidos en «enemigos públicos» de Brasil. Son los adversarios que pueden arruinarle a este país una costosa fiesta de 11 mil millones de dólares.
James Rodríguez es el enemigo inmediato de Neymar y sus polémicos calzoncillos. Ha sido uno de los mejores jugadores de la Copa del Mundo junto a Lionel Messi, Arjen Robben o el propio astro local, al liderar a una Colombia que puede hacer sufrir a los brasileños tanto como Chile, derrotado en penales en los octavos de final en Belo Horizonte. Acumula cinco dianas, tope en la competición hasta el momento.
Si el equipo que entrena Luiz Felipe Scolari supera los cuartos, en semifinales le esperará la Alemania de Thomas Müller y Mesut Özil o la Francia de Karim Benzema, dos de las grandes esperanzas de Europa, un continente que nunca ha podido tener un campeón mundial en América. Son dos cuadros muy completos, capaces de romper con esa estadística.
Y, por fin, si la verdeamarela alcanza la final, Neymar tendrá al último rival. Puede que sea Messi, el genio que suma cuatro goles y que ha venido salvando a Argentina partido tras partido en Brasil 2014. Puede que sea Robben, con su impresionante velocidad y sus tres tantos, y la Holanda del contragolpe. Claro, eso si lo permiten la sorpresiva Costa Rica o la prometedora Bélgica.
El precio del hexacampeonato será alto y no solamente por la inversión que se tuvo que realizar para la organización de la Copa del Mundo.
EL UNIVERSAL