Pasará no mucho tiempo hasta que se sepa si fue una medida acertada o producto de la desesperación para resolver un vacío político cada vez más peligroso. El presidente Giorgio Napolitano sorprendió ayer al designar a un joven dirigente de centroizquierda del Partido Demócratico, Enrico Letta (46), para que forme gobierno.
La misión apunta a conformar una amplia coalición que incluya a los centristas del premier saliente Mario Monti, pero también a los del conservador Pueblo de la Libertad de Silvio Berlusconi.
Ese paso es un trago amargo dentro del partido de Letta, que puede provocar una explosión interna con muchos afiliados huyendo de una alianza que no les resulta aceptable.
En medio de las idas y vueltas y del vacío político que desespera a Italia otra vez, ahora desde la caída del gobierno de Monti, los dirigentes del Partido Democrático, si algo habían descartado, era un acuerdo con Il Cavaliere . “No es posible pactar con él”, concluían los miembros del PD, incuído el propio Letta. Pero en vista de la composición del Parlamento, no queda otra opción que formar un gobierno amplio y estable para que Italia pueda ver la luz al final del túnel y eso es precisamente lo que Napolitano pidió al centroizquierda tras su forzada reelección.
El propio premier designado había dicho con una resignación que se vincula con el estado de las cosas que en Italia solo podría funcionar una gran coalición “si tuviéramos a Angela Merkel … pero por desgracia estamos en Italia y tenemos a Berlusconi, es complicado”.
Cuando Napolitano asumió su nuevo mandato denunció el egoísmo de los políticos, clamando por la resolución de una vez por todas de la parálisis en el país. Italia está dividida virtualmente en tres partes: el Partido Democrático, el del cómico Beppe Grillo y la fuerza de Berlusconi. Un intento de formar gobierno entre las dos primeras no funcionó. La posibilidad ahora de que eso suceda con Berlusconi revolucionó para mal al partido de centro izquierda.
Enfrentado a la realidad, Letta ha sostenido que “debemos actuar sin perder tiempo y sin partidismos”.
Una frase inspirada en la presión de Napolitano que quiere evitar un nuevo llamado a elecciones. La presión se produce también porque el partido de Beppe Grillo se corrió, decidido a no apoyar esta coalición. Tampoco estará en la alianza la Liga Norte, el aliado de ultraderecha tradicional de Berlusocni.
Pero Il Cavaliere sí se mostró inmediatamente a favor de la elección de Letta y también Monti. La gran duda es cómo reaccionará el partido Democrático. El rechazo a Berlusocni fue tan enorme hasta ahora, que muchos diputados de centro-izquierda se enfrentarán a un dilema a la hora de votar en el Parlamento. La coalición de centro izquierda que lideraba el PD está por eso mismo al borde de la escisión. Nichi Vendola, del partido de izquierda Ecología y Libertad, ha decidido pasarse a la oposición.
En caso de que logre avanzar, Letta tendría que luchar en sus primeros pasos con esa interna en su propia fuerza. Pero si fracasa y finalmente fuera necesario convocar a nuevas elecciones, sería la izquierda la que más perdería.
Ayer el joven político dijo que “no se formará un gobierno a cualquier precio, está claro, pondré todos mis esfuerzos en ello”, pero remarcó, a modo de advertencia, que “el país no puede esperar mucho”.
En ese sentido dijo que las prioridades serán sobre todo luchar contra el elevado desempleo, especialmente el juvenil, e impulsar reformas institucionales, entre ellas recortar los privilegios de los políticos y reformar la ley electoral que recreó Berlusconi para garantizarse el poder.
Napolitano reivindicó al dirigente de centroizquierda. “Letta es joven pero tiene experiencia”, dijo. Y remarcó que en esa misión se requiere un respaldo amplio.
Berlusconi lanzó todo tipo de señales de conformidad. El ex premier, que tiene varios juicios pendientes, busca lograr un “gobierno duradero” aunque fue su partido y su iniciativa el que volteó hace no demsaido al gobierno técnico de Monti.
Fuente: El Clarín