Familiares no descartan la participación de una hija enfermera que padece de problemas mentales que habría actuado con su hijo
El 17 de diciembre a las 5:00 pm fue ingresada Cira Mercedes Vallejo, de 82 años de edad, a las salas de emergencia del hospital Domingo Luciani en El Llanito. Vallejo tenía contusiones en la cabeza, un ojo morado y golpes alrededor del cuello y rostro. Familiares que la acompañaban explicaron que la octogenaria se había caído por las escaleras, argumento que desmintió la observación médica. Al parecer, los golpes fueron causados. Luego de 17 días hospitalizada en la Unidad de Cuidados Intensivos, Cira Vallejo murió el martes 2 en horas de la mañana.
Investigación. Cira Vallejo, madre de cuatro hijas, ya presentaba demencia senil debido a su avanzada edad.
Estaba al cuidado de Rubistalia Vallejo, enfermera jubilada y la mayor de sus hijas, y de su nieto Neptalí Villamizar, un obrero de la estatal petrolera de Catia La Mar donde se desempeña como surtidor de gandolas. Ambos decían que la anciana sufría fuertes caídas que le dejaban moretones en todo el cuerpo.
La versión tuvo final el 17 de diciembre. A las 3:00 pm la anciana fue remitida al hospital de El Llanito, para su evaluación integral: trauma craneoencefálico, derrame cerebral interno y contusiones en el rostro es el diagnóstico de los médicos del hospital de El Llanito. “A mi mamá le dieron de comer y luego me la mataron”, expresó Omaira Vallejo, la hija menor.
El día 18 de diciembre investigadores del cuerpo detectivesco fueron al centro asistencial a solicitud de médicos y familiares. Mientras tanto, Rubistalia Vallejo y Neptalí Villamizar se encontraban en la residencia donde cuidaban a la abuela, ubicada en la avenida principal de Manicomio, en Catia.
Fue el 22 de diciembre cuando remitieron el caso a la Fiscalía para determinar si se trata de un homicidio, que involucra a la hija mayor y a su hijo. En la morgue de Bello Monte, Omaira Vallejo dijo que los involucrados padecen de una condición psiquiátrica considerada como sociópatas.
“Mi hermana Rubistalia tomaba medicamentos desde que le diagnosticaron esa condición mental. Presumo que los dejó; ya no era la misma”.
Omaira Vallejo.
EN