Aitana López, de pelo rosa, acumula más de 240.000 seguidores en Instagram. En su perfil, publica selfies hechas en casa o el gimnasio, etiquetando a marcas como Olaplex y el gigante de la lencería Victoria’s Secret. Pero lo que no saben muchos, es que se trata de una mujer ficticia, hecha con imágenes basadas en Inteligencia Artificial.
Lil Miquela es otra de las influencers basadas en Inteligencia Artificial, y que ha cerrado millonarios acuerdos de colaboración con marcas de alta gama. Según el Financial Times, la influencer ha trabajado con Prada y Calvin Klein, así como con empresas tecnológicas como Samsung y YouTube.
Todas estas nuevas influencers virtuales (y las empresas que están detrás de ellas) pueden estar quitando puestos remunerados a los humanos de verdad que se dedican a realizar este tipo de contenido. Y eso está haciendo que las personas que se ganan la vida promocionando productos entre sus seguidores de las redes sociales se sientan presionadas.
https://www.instagram.com/p/Czbu3NPMnKG/?utm_source=ig_embed&ig_rid=ade3bd81-0482-4942-aed9-48ec1e682ab0
Un intento de reducir costes y aumentar la visibilidad
Una de las principales razones por las que las marcas llegan a acuerdos con influencers virtuales: Un intento de reducir costes y aumentar la visibilidad. En el caso de Aitana, el promedio por post es de 1.000 dólares, esto con el objetivo de promocionar sus productos, a pesar de que la persona que lo hace es totalmente ficticia.
Diana Núñez, cofundadora de The Clueless, la agencia de modelos de Inteligencia Artificial que está detrás de Aitana, argumentó en una entrevista para el FT que la creación de la influencer robot se dio por los altos costos que tienen los influencers actualmente: «Nos sorprendieron las altísimas tarifas que cobran hoy en día».
Por ejemplo, al realizar el análisis de Instagram de un anuncio en el que aparecía Kuki, una influencer con Inteligencia Artificial que trabajó con H&M, se descubrió que llegaba a 11 veces más personas a través de la plataforma social en comparación con el alcance de un anuncio con una persona real. Esto se traduce en una reducción de 91% del coste por persona que recuerda el anuncio.
En respuesta a la tendencia, algunos influencers humanos han expresado su preocupación por que sus competidores basados en Inteligencia Artificial sean confundidos con personas reales, dado su asombroso parecido.
«Lo que más me asusta de estos influencers es lo difícil que es saber si son falsos», dice Danae Mercer, una creadora con más de dos millones de seguidores en Instagram.
Influencers temen ser sustituidos
Y a pesar del potencial de la Inteligencia Artificial para hacer más barata la promoción de productos en redes de los productos, las empresas detrás de los influencers también parecen estar lidiando con la ética en torno a sus creaciones.
«Hemos creado un monstruo sin querer. Pero uno muy bonito», afirma Núñez, de The Clueless.
La posible tensión entre los influencers humanos y los de la Inteligencia Artificial es otro ejemplo del temor constante a que sustituya a los trabajadores a medida que avanzan las capacidades de la tecnología.
Un estudio de Goldman Sachs reveló que la Inteligencia Artificial generativa podría impactar a cerca de 300 millones de empleos en todo el mundo. Los trabajadores han utilizado herramientas como ChatGPT de OpenAI para escribir código, crear listados inmobiliarios y generar contenido de marketing.
Pero a pesar de los temores en torno a la sustitución de puestos de trabajo, algunos influencers están, de hecho, utilizando la tecnología para ayudar a agilizar su creación de contenido del día a día. En un informe de Influencer Marketing Factory encuestó a 660 creadores con sede en Estados Unidos y descubrió que 94,5% de ellos utiliza la Inteligencia Artificial para editar contenidos y generar imágenes.
Por Stiven Cartagena, productor multimedia, comunicador social y periodista con énfasis en el cubrimiento de temas tecnológicos.
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