Art Basel, una de las ferias de arte más importantes del mundo, regresa este año a su cita habitual de junio en Basilea (Suiza), con su programa completo y la presencia de 289 galerías provenientes de 40 países. Para los venezolanos esta edición contará con un atractivo especial: la presencia del maestro Oswaldo Vigas (Valencia, 1923–Caracas, 2014) con una muestra individual conformada por una selección de obras de la década de los años 50 creadas para el proyecto Síntesis de las Artes Mayores de la Ciudad Universitaria de Caracas, dirigido por Carlos Raúl Villanueva.
A principios de los años 50 se crearon en América Latina dos ambiciosos proyectos arquitectónicos en dos importantes universidades: el campus de la Universidad Central de Venezuela(UCV), levantado sobre el terreno de una antigua plantación de café al este de la ciudad de Caracas y el campus de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), construido sobre una vieja colada de lava en Coyoacán, al sur de la capital.
En la UCV, el arquitecto Carlos Raúl Villanueva (1900-1975) imprimió un concepto diferente para el rol del arte en la arquitectura. Prefirió acentuar sus audaces edificios y plazas con obras principalmente abstractas que exhibieran intrínsecamente el carácter universal del campus. Villanueva invitó a una treintena de artistas nacionales y foráneos. Del extranjero participaron Alexander Calder, Wifredo Lam, Victor Vasarely, Hans Arp y Antoine Pevsner, entre otros destacados artistas contemporáneos. Alejandro Otero, Mateo Manaure, Francisco Narváez, Oswaldo Vigas y otros reconocidos artistas venezolanos también formaron parte de este proyecto.
En el caso de la UNAM, el arquitecto principal, Mario Pani, eligió a artistas como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Chávez Morado y Juan O´Gorman para la realización de murales que reflejaran principalmente avances y luchas sociales. Estos murales promovían una agenda nacionalista muy en línea con la visión política del partido gobernante de izquierda.
Oswaldo Vigas y la UCV
En 1953, a los 30 años de edad, Oswaldo Vigas ya había ganado el Premio Nacional de Artes Plásticas con una obra arcaica, simplificada y hierática que representaba a un personaje femenino, La Gran Bruja (1952).
Tras esta temprana distinción y después de haberse mudado a París, Villanueva le encomendó a Vigas crear una serie de murales para los muros externos de los edificios situados en la entrada de la universidad, la Plaza del Rectorado y la Plaza del Decano. Después de realizar numerosos bocetos, Vigas escribió una carta a Villanueva donde explicaba los conceptos que subyacían tras sus nuevas composiciones constructivistas, mayormente abstractas. En la carta, Vigas hablaba de las características sincrónicas Dinámicas y Estáticas de su nueva aventura artística. El artista se alejaba temporalmente de la figuración que retomaría una década más tarde después de haber explorado múltiples maneras de abordar el arte no representativo.
Seis obras históricas de Vigas en Art Basel
La galería mexicana RGR y la Fundación Oswaldo Vigas colaboran en esta importante iniciativa cuyo objetivo es contextualizar el arte moderno y el arte contemporáneo de la década de los años 50. Estas obras serán exhibidas en la sección Feature de Art Basel tras un largo recorrido por instituciones y museos como la Bienal de Venecia (Italia), la Bienal de São Paulo (Brasil) y el Museo de Arte Moderno de París (Francia), entre muchas otras instituciones.
Cuatro de estas obras guardan una relación directa con los murales que se realizaron en la UCV entre 1954 y 1955. Las dos obras posteriores, de 1956, pertenecen a una serie acromática del autor.
En las dos obras sobre masonite Proyecto para Mural en Naranja y Proyecto para Mural VI, ambas de 1953. Las líneas horizontales y verticales se cruzan con líneas diagonales creando un efecto de animación dentro de la composición. Los círculos, los triángulos y las formas orgánicas son subrayadas por una gruesa línea negra que facilita la percepción de la obra.
La tercera pieza, Personaje Naciente, también de 1953, es un gran óleo sobre tela en colores ocres que presenta una forma blancuzca con una cabeza que se eleva sobre lo que podría percibirse como una mujer sentada. De nuevo, esta sólida composición está basada en la trama de líneas verticales y horizontales, muy a la manera con la que Joaquín Torres-García estructuraba sus composiciones constructivistas.
El encuentro, que formó parte de la XVIII Biennale di Venezia en 1954, es también una obra geométrica donde el color, que transita entre naranjas y tierras, está encapsulado y desempeña un papel de soporte a una composición que nos hace pensar en el plano urbanístico de una ciudad.
Poco después de haber terminado con el proyecto de la UCV, Oswaldo Vigas abandona el uso del color y comienza una nueva serie de obras: Objetos. En estas, Vigas utiliza las mismas líneas gruesas para marcar claramente la presencia del plano, pero en lugar de usar la gama cromática esta vez Vigas recurre a los grises para definir el objeto representado. En Objeto negro, de 1954, la lúdica colocación de superficies genera un movimiento dinámico que asemeja el proyecto de una escultura. En el caso del Gran Objeto Vertical, de 1956, se puede apreciar el refinado lenguaje compositivo de Oswaldo Vigas.
El Universal