Nosotros, simplemente nosotros. Un error bastante común en algunas parejas es el de atar dos almas y convertirlas en una a la fuerza y durante 24 horas. Y no es que estemos en contra de la idea acerca de que el amor signifique la fusión entre dos personas, pero según de qué modo y con qué fin. Es por ello que vamos a descubrir por qué la independencia es buena y necesaria en la pareja.
Relaciones chicle
Dos personas se conocen. Un enamoramiento inicial, una necesidad irracional de estar con esa otra persona todo el tiempo y el detonante de una relación cuya dependencia se vuelve tan pegajosa con el chicle. Sin embargo, el problema no es sólo el chicle, el problema es que este sea tan pegajoso que nos ahoguemos.
La independencia es buena en una relación por muchas razones y no sólo por el hecho de poder evolucionar nosotros mismos como personas. El ego es uno de los grandes enemigos en cualquier relación, pues anteponemos nuestras ambiciones, obsesiones y comparaciones a la pareja, pero esto no significa que podamos lograr el equilibrio entre una pareja ideal y la realización de esas expectativas que llevábamos cultivando desde hace muchos años.
Sentirnos bien con nosotros mismos es la clave para poder amar de forma sana a otra persona y ser amados al mismo tiempo. De modo que si siempre estás viendo sus películas favoritas, se han acostumbrado a hacerlo absolutamente todo juntos o no puedes apenas salir con tus amigos tenemos un pequeño problema. Si fuese la otra persona la que te lo impide, la solución ya puedes intuirla, sin embargo somos muchas veces nosotros mismos quienes nos ponemos esas cadenas.
Amor y libertad
La falta de independencia suele ir ligada al concepto de extrema dependencia, y eso no es nada bueno. Mentalizarnos de que, tanto con o sin él estaremos bien, empezar a rehusar la idea del felices para siempre en todo momento o permitir un espacio para poder realizar actividades tales como yoga, salidas con amigas e incluso un viaje sin él, son modos de equilibrar una relación de la pareja sin olvidarnos del esencial concepto de tú, yo y nosotros.
Porque cuando nuestra independencia nos es arrebatada comienza a oler a podrido, la guerra sutil se desata entre dos personas y el final puede ser muy diferente al de los cuentos de hadas. Claro que este estado debe ser hablado y tratado desde un primer momento de la relación, porque cuando queramos darnos cuenta quizás sea demasiado tarde.
Independencia es antónimo de dependencia emocional y sinónimo de libertad, un concepto que a muchas parejas les cuesta aplicar a sus relaciones sin caer en los prejuicios de que una pareja libre es aquella que puede permitirse cierto libertinaje, traiciones o excesiva lejanía. Nada que ver, pues la libertad es el mejor modo de evitarnos celos, posesión y jarros de agua fría en un futuro.
La independencia en la pareja es buena por el hecho de que mantiene nuestra individualidad al mismo tiempo que nos permite amar mejor, y que ellos también lo hagan mejor. No descuiden este importante aspecto de la relación en cuanto tengan ocasión, de forma sutil y transparente; no nos olvidemos que sin buena comunicación una pareja no suele aguantar demasiado.
Fuente: IMujer