Nuestra justicia quedó en entredicho: aquél 19 de noviembre de 2008 fue detenido en Capira, provincia de Panamá, David Murcia, quien embaucó a más de un panameño con sus famosas pirámides con promesas de dinero a borbotones.
Lo detuvieron los mismos que lo cuidaron, agentes del SPI, adscrito a la Presidencia del país. Sin que mediara proceso ni investigación por la Procuradura Ana Matilde Gómez, Murcia fue embarcado en un avión al día siguiente. Poco importó al Presidente Torrijos, los muchos estafados por el melenudo colombiano.
En el libro ‘La Presa del Comandante’, del periodista del diario El Universal de Venezuela, Francisco OIivares, que relata la prisión de la Jueza venezolana María Lourdes Afiuni, que incluyó un aborto por violación de sus carceleros, me desayuno con otro ‘favor’ de Torrijos a otro colega.
Lo que causó la prisión de la Juez fue su decisión de liberar al banquero Eligio Cedeño con tres años en prisión sin audiencia por un asunto de cambio de divisas. Estaba en su expediente resolución de la Alta Comisión de los Derechos del Hombre de la ONU que instaba a liberarlo: su detención había sido ‘arbitraria’.
El Fiscal Medina, que rondaba por los pasillos de tribunales pero sin entrar al Juzgado, había provocado con su inasistencia la suspensión de anterior audiencia. Apegada a derecho y luego de dos horas de espera, decidió liberar a Cedeño, en base a evidencias del expediente. Quince minutos después apareció el ‘perdido’ fiscal y, después de órdenes telefónicas, sin nada que lo apoyará, decretó la prisión de la Jueza y sus funcionarios.
Lo que desconocía Cedeño era que detrás de su encarcelamiento y posterior libertad estaba su socio en Microstar: Gustavo Arraiz, joven de 25 años que desarrollaba multimillonario proyecto de centro comercial. Vox populi que su acceso al poder se debía a su ‘amistad’ con María Gabriela Chávez. Se fue del país. En viaje de regreso de México fue detenido en Panamá el 28 de febrero de 2007, con una petición de Interpol-Venezuela.
El gobierno venezolano solicitó extradición de Arraiz; no prosperó porque al no haber condena, no procedía. El mismo día que notificaron a la Procuradora del desistimiento de la extradición, —5 de marzo– y que debieron liberar a Arraiz al no tener asidero su detención (pág. 34) ‘en una suerte de acción comando Gustavo Arraiz fue traído a la fuerza a Caracas desde Panamá por una ‘orden de arriba’. (pág. 33) …’el gobierno hizo diligencias con el gobierno de Torrijos, para que Arraiz fuera detenido (pág. 34): ‘Panamá encontró una vía para complacer al gobierno venezolano’. Ese mismo día lo declararon ‘persona non grata’ y fue deportado.
Se violaron derechos que le permitían adonde quería ir: cuatro agentes de Interpol-Venezuela lo sacaron de la cárcel, viajando como se encontraba: (pág. 35) ‘en shorts y cholas’ (chancletas). Ocho patrullas panameñas acompañaron al Tocumen al codiciado preso; lo subieron al avión en plena pista. Arraiz pasó en la cárcel en Venezuela más de cinco años gracias a Torrijos.
¿Cuántos otros ‘favores’ de esta clase llegó a hacer Torrijos a sus amigos?
EMBAJADOR DE PANAMÁ ANTE LA OEA
Fuente: La Estrella