Las iglesias católicas no se salvan de la escasez de productos de todo tipo y, como lo afirmó un sacerdote, “mendigan” para poder existir. Materiales de construcción, artículos para limpieza y hasta las donaciones casi ni se ven en los más de 300 templos que hay en Lara y que están a la buena de Dios.
Para construir una pared que proteja la estructura, recorren todo Barquisimeto en busca de cemento y cabillas. Cuando logran obtenerlos, el hampa se los roba.
Les cuesta una vida conseguir la cera para mantener los pisos limpios y lustrosos. Iglesias que brillaban como una tacita de plata ahora luchan una cruzada por la supervivencia.
En recorrido realizado por ocho templos, se aprecian los contrastes por los que pasan. En la mayoría, la infraestructura se cae a pedazos, aunque algunos están en pie por donaciones. En casi todos la crisis golpea como una cachetada. La falta de insumos de limpieza, papelería, material de construcción y repuestos para los vehículos los tiene en un “corre-corre”.
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