La menopausia, interrupción definitiva de la menstruación en la mediana edad o por causas quirúrgicas, constituye una etapa en la vida de la mujer caracterizada por una menor producción de hormonas femeninas y la consecuente aparición de unos síntomas tan comunes como molestos.
Es el caso, entre otros, de los síntomas vasomotores como los sofocos y los sudores nocturnos que experimentan la gran mayoría de mujeres antes y durante la menopausia. Sin embargo, hay una minoría que no los padece.
Y esto, ¿cómo se explica? un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (EEUU), identificó que la presencia o ausencia de sofocos está condicionada por los genes de la mujer.
Carolyn Crandall, directora de la investigación publicada en la revistaMenopause, indicó que «ningún trabajo previo se había centrado en cómo las variantes genéticas en las mujeres podrían asociarse con los sofocos, y nuestros resultados son muy significativos desde un punto de vista estadístico. Además, la asociación entre genes y sofocos fue independiente de la etnia y se mantuvo incluso después de evaluar otros factores que pueden condicionar la aparición de estos sofocos».
Los genes
Los resultados permitieron identificar 14 variantes genéticas asociadas con los sofocos, todas ellas localizadas en la región del cromosoma 4 que codifica una proteína denominada ‘receptor de la taquiquinina 3’.
Y este receptor, se localiza en el cerebro e interactúa con las fibras nerviosas que regulan la producción de estrógeno. De hecho, es bien sabido que las mujeres que presentan una mutación en este receptor son infértiles.
El estudio también reveló que el porcentaje de mujeres que padecen sofocos antes o durante la menopausia es superior al 70%. Y asimismo, que la probabilidad de aparición de episodios de este síntoma vasomotor es superior en las mujeres con un mayor índice de masa corporal (IMC), fumadoras, un menor nivel educativo y/o historial de ansiedad o depresión.
Globovisión