La parroquia La Pastora, esquina de Amadores, fue el escenario de la trágica despedida terrenal del médico, científico y venezolano, José Gregorio Hernández, quien murió arrollado un 29 de junio hace 95 años, dejando como legado la pasión de servir a los más necesitados y la devoción de millones de venezolanos que lo veneran por sus virtudes como médico y por su vocación religiosa.
Nacido en Isnotú, estado Trujillo, el 26 de octubre de 1864, el doctor José Gregorio Hernández inició sus estudios de primaria en Trujillo hasta los 13 años de edad cuando se mudó a Caracas. Con trece años cumplidos, el joven estudió en el colegio Villegas de Caracas, allí obtuvo en 1884el título de bachiller en Filosofía.
Desde joven siempre estuvo interesado en la medicina, y logró alcanzar el título de médico en la Universidad Central de Venezuela el 28 de junio de 1888.
Añadió a su carrera de la salud especializaciones en Microbiología, Histología Normal, Patología, Bacteriología y Fisiología Experimental en Europa. Entre sus logros destaca el haber sido nombrado profesor de la primera cátedra de Bacteriología en América del Sur. Ejerció la docencia hasta 1916.
Su vocación religiosa lo llevó a postularse en dos oportunidades a ser sacerdote, pero su condición física resultó su mayor impedimento. Entre sus publicaciones científicas se encuentran “Elementos de Bacteriología” (1906), “Sobre la Angina de Pecho de Naturaleza Palúdica” y en 1912 publica “Elementos de Filosofía”.
Un día descrito por algunos historiadores como “extremadamente normal”, el doctor José Gregorio Hernández perdió la vida en un accidente automovolístico.
Eran las 2:00 de la tarde de aquel 29 de junio de 1919, cuando el afamado especialista de la salud se destinaba a llevarle unas medicinas a una paciente con pocos recursos.
Fue en las esquinas de Amadores y Cardones, en La Pastora, cuando el doctor José Gregorio salió con paso apurado entre las estrechas calles y, según revela el expediente N° 32 del tribunal de la causa, fue atropellado por un automóvil que manejaba, casualmente, un amigo personal del médico.
“Nadie ha lamentado más que yo, ni a nadie puede haberle sido más sensible y dolorosa que a mí la muerte casual del sabio y santo doctor José Gregorio Hernández”, dijo Fernando Bustamante, chofer de 28 años, al declarar frente al entonces Tribunal de Primera Instancia en lo Criminal del Distrito Federal.
Bustamante explicó que el guardafangos de su auto, un Hudson Essex Super Six, tocó el muslo de la pierna izquierda del médico, de 54 años, quien perdió el equilibrio y trató de agarrarse a un poste de la farmacia de Los Amadores, pero se enredó, cayó aparatosamente y su cabeza recibió un golpe mortal al encontrarse con el filo de la acera.
La mañana en que murió, el doctor José Gregorio Hernández cumplía 31 años de haber aprobado su examen de grado en la Facultad de Medicina y la tarde anterior se había firmado en Versalles el tratado que oficialmente ponía fin a la Gran Guerra.
Sus restos se encuentran en el Templo de la parroquia La Candelaria, después de estar por mucho tiempo en el Cementerio General del Sur. Era la tumba más visitada de ese cementerio.
La Arquidiódesis de Caracas, la Parroquia Nuestra Señora de La Candelaria y la Oficina de la Vicepostulación de la Causa de Beatificación de José Gregorio Hernández, invitan a las actividades programadas para la conmemoración los 96 años del fallecimiento del Venerable.
8:00 am – Eucaristía. Celebrante: Monseñor Henry Padilla, párroco de La Candelaria.
10:00 am – Charla “Hechos reales y mitos sobre la muerte de José Gregorio Hernández”. Señor Alfredo Gómez, asesor de la Causa de Beatificación.
12:00 m – Euca
ristía. Celebrante: Padre Antonio Castro, vicario de La Candelaria.
4:30 pm – Eucaristía. Celebrante. Monseñor Fernando Castro Aguayo, Obispo Auxiliar de Caracas y Vicepostulador de la Causa de Beatificación de José Gregorio Hernández.
5:30 pm – Eucaristia. Celebrante: Cardenal Jorge Urosa Savino, Arzobispo de Caracas.
Elevemos nuestras oraciones en comunidad a Dios, por la pronta beatificación del Venerable doctor José Gregorio Hernández, médico de los pobres, cristiano ejemplar.