Parientes cercanos de los dos agentes de Polisucre asesinados por el hampa el lunes pasado en el barrio 5 de Julio de Petare, acudieron ayer a la morgue para retirar los cadáveres y exigieron justicia.
Marielis Lozada, esposa del oficial Jesús Ramón Terán Bravo, comentó: “Mi hija al nacer se quedó sin padre”. Se refirió así a la nena que nació hace tres meses.
La señora destacó que su marido era una persona dedicada al trabajo, dispuesto a ayudar a la comunidad y a protegerla de los delincuentes que pululan por los barrios caraqueños. Conocía el riesgo que enfrentaba, pero el lunes no se puso el chaleco antibalas, porque tenía que participar en una investigación de inteligencia.
Pidió al Gobierno mayor protección para los policías “que dan su vida por defender a la ciudadanía”. Agregó la viuda que es triste observar cómo jóvenes caraqueños se arman para atacar a los guardianes de la ley.
Terán Bravo tenía 17 años al servicio de la institución y era padre de seis hijos. Lozada se enteró cuando una comisión de Polisucre fue a buscarla a su casa, a las 7:00 pm de ayer, y la llevó a la clínica donde estaban los cadáveres de las víctimas.
Lozada pidió al Gobierno el desarme de la población, sobre todo de los jóvenes, porque fueron adolescentes los que mataron a su marido. También estuvo en la medicatura forense Robinson Escalona, primo hermano del agente Jesús Alfredo Guerra Coello, que perdió la vida en la misma emboscada. Apuntó que la inseguridad no da tregua a nadie. “Desatan su furia contra gente humilde”, concluyó.
Fuente: ÚN