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Náufragos de primera clase

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Náufragos de primera clase

 

 

La semana pasada murieron más de 300 migrantes en un grave naufragio presentado frente a las costas de Grecia mientras viajaban en un barco pesquero.

 

 

La lamentable noticia del fallecimiento de los cinco tripulantes del minisubmarino Titán, luego de que se diera su implosión en aguas del Atlántico, acaparó la atención mundial en días recientes. Infortunadamente no sucede lo mismo con los miles de migrantes que fallecen cada año en los naufragios que se presentan alrededor del planeta, en especial en aguas del Mediterráneo. La semana anterior murieron más de 300 personas frente a las costas griegas, sin que se hubiera hecho el despliegue tecnológico, de recursos humanos y materiales para tratar de prevenir o rescatar a los sobrevivientes. Existe una doble moral evidente frente a este tipo de tragedias.

 

 

Es entendible que el cubrimiento en los medios de comunicación, incluido el nuestro, haya atraído la atención del público, dadas las características de la pérdida del sumergible tratando de llegar al sitio donde reposan los restos del naufragio del Titanic. Además, por el hecho de que se trataba de algunos multimillonarios que pagaron pasajes excesivamente costosos por ser parte de la aventura. Las especulaciones sobre las posibilidades de encontrarlos con vida ayudaron a crear un ambiente de expectativa en la medida en que pasaba el tiempo y se agotaban las reservas de oxígeno.

 

 

Este tipo de tragedias deberían ser una oportunidad para que a nivel internacional, en especial en aquellos países receptores de un alto número de migrantes que llegan a través del mar, se asuma una mayor responsabilidad frente al problema. La semana pasada murieron más de 300 migrantes en un grave naufragio presentado frente a las costas de Grecia mientras viajaban en un barco pesquero. De acuerdo con las autoridades griegas, la embarcación tenía una capacidad máxima de 350 pasajeros, pero había más de 800 personas a bordo y cada una de ellas pagó hasta US$10.500. Hay mafias dedicadas a este tráfico ilícito de personas que se lucran con un negocio de la muerte.

 

Según datos de la ONU, se calcula que entre el 2014 y el 2022 habrían fallecido alrededor de 25.000 personas ahogadas en el Mediterráneo. La cifra anterior es tentativa en la medida en que existen naufragios que no se llegan a conocer. En 2016 se presentó uno en el que murieron más de 500 personas y la historia se repite secuencialmente. En 2017, cerca de la isla italiana de Lampedusa, se presentó otra tragedia de grandes proporciones, con 260 víctimas mortales, entre ellas 60 menores, dentro de lo que se conoció como “la matanza de los niños”. A pesar de los peligros que se presentan para aquellos migrantes que deciden lanzarse al mar en embarcaciones de pésima calidad, el número de personas, asiáticas y africanas, dispuestas a arriesgar la vida con tal de conseguir un mejor futuro fuera de sus países de origen parece no tener fin.

 

Aún no se conocen los costos que implicó el gigantesco operativo internacional para la búsqueda del Titán, pero se sabe que contó con la colaboración de tres países: Estados Unidos, Canadá y Francia, 10 embarcaciones, tres aviones C-130 y un robot Victor 600, que debieron cubrir alrededor de 20.000 km² y una profundidad de casi 4 km. Todo parece indicar, según los expertos y las autoridades involucradas en el intento de rescate, que la implosión que causó la destrucción del sumergible se presentó el domingo anterior, pocas horas después de haber iniciado el descenso para ver los restos del Titanic.

 

 

En los países europeos, no solo aquellos que tienen costas sobre el Mediterráneo, se viene consolidando una tendencia política de movimientos de ultraderecha nacionalista, que ya son gobierno en varios de ellos. Este hecho muestra que la posibilidad de contar con decisiones políticas que atiendan el drama humanitario de manera eficaz se ve cada vez más lejana. En adelante, continuará la ocurrencia de tragedias que no tendrán el mismo nivel de despliegue que la del Titán.

La semana pasada murieron más de 300 migrantes en un grave naufragio presentado frente a las costas de Grecia mientras viajaban en un barco pesquero.

Foto: EFE – HELLENIC COAST GUARD / HANDOUT

 

Editorial de El Espectador

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