Marabinos hacen «maromas» para completar los tratamientos recetados. Las fallas en la distribución de medicinas alcanza el 60 %. Antihipertensivos, antialérgicos, desparasitantes para niños, antimicóticos y antibióticos para niños son algunos de los productos que más buscan en las farmacias, donde su inventario está agotado
Los venezolanos van de farmacia en farmacia en busca de medicamentos.
Hace tres años le dijeron a Magdalena Sánchez que era hipertensa. El especialista le recetó, de por vida, el Atacand y el Dilatren; el primero lo debe tomar todas las mañanas y el otro, por las noches. La abuela de 86 años cumplió su tratamiento a cabalidad hasta principios de este año, cuando se acentuó la escasez de medicamentos en el país. Desde entonces, toda su familia peregrina por las farmacias de la ciudad, sin éxito, en busca de los fármacos.
Por ahora toma los genéricos, pero sus nietos aseguran «que no es lo mismo». Temen una recaída de la anciana ante la falta de las medicinas recetadas. Las enfermedades cardiovasculares representan la primera causa de muerte en el país; donde la hipertensión arterial (HTA) se posiciona como la de mayor prevalencia, al menos 34 de cada 100 venezolanos son hipertensos.
El mismo calvario vive Andrés López, un joven de 21 años que toma antihipertensivos desde que tenía 19. A él le recetaron Diovan, pastilla que debe ingerir todos los días a las 9.00 de la mañana. Tampoco la consigue, en sustitución toma Balzartán, pero no le cae muy bien. «Ni siquiera tiene el mismo efecto, parece que me estuviera comiendo un dandy. Siempre hacemos maromas para conseguir el producto original».
Y es que las fallas en la distribución de medicamentos alcanza en el país un 60 por ciento, según la Federación Farmacéutica. Entre los medicamentos más susceptibles destacan los del sistema nervioso central, para la hipertensión arterial, terapias para la tiroides y medicinas para la glicemia, entre otros.
Adolfo Castro vino a Maracaibo desde Trujillo por motivos laborales. Aprovechó para buscar el Urocit, fármaco para su hermano que nació con un solo riñón y sufre de acidosis tubular. «La última vez que lo conseguimos fue hace cuatro meses, y lo tiene que tomar de por vida». La mamá de otra joven, oriunda de San Cristóbal, está recetada con Eutyrox, una hormona para la tiroides; pero también desapareció de los anaqueles.
La muchacha tiene una amiga que toma Venafer para atacar la deficiencia de hierro en su organismos. Un tío le consiguió varias cajas en el oriente del país y la última que compró aquí la consiguió en la vía a La Concepción. Ir de farmacia en farmacia para completar un tratamiento también se volvió parte de la rutina de los venezolanos.
Primeros pasos
Representantes del sector farmacéutico consideraron positivo que Francisco Armada, ministro de Salud, reconociera la situación actual del desabastecimiento de medicinas. “Cuando un funcionario reconoce la situación es el primer paso para todo, y esta no es la excepción. La población busca desesperadamente los medicamentos en las farmacias, ya es evidente y hay que solventar”, dijeron algunos voceros al diario Últimas Noticias.
Entre hoy y mañana algunos laboratorios enviarán un comunicado al ministerio para instalar mesas técnicas y discutir posibles vías y medidas para abastecer al mercado.
Gabriela Ramírez, defensora del pueblo, calificó de desproporcionada la petición de las clínicas de declarar una “emergencia humanitaria” por fallas de medicamentos y equipos a consecuencia del retardo en la entrega de divisas. Cristino García, director ejecutivo de la Asociación Venezolana de Clínicas y Hospitales, emplazó a Ramírez a realizar las inspecciones en los centros hospitalarios del país. “Si cada vez que vamos a hacer un llamado de alerta nos van a amenazar con las inspecciones, vengan de una vez”.
Fuente: La Verdad.com
Por Yanreyli Piña Viloria
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