Dos átomos de hidrógeno, uno de oxígeno y un sinfín de beneficios. En otras palabras, ¡Agua! Aprende a hacer de este elemento tu mejor aliado antes y después del ejercicio. ¿Preparada para comerte (y beberte) el mundo?
Vaya por delante que nos encanta cantar eso de All you need is love… Sin embargo tenemos que aparcar el romanticismo inmortal de los de Liverpool y darle la razón al también británico W.H. Auden, poeta y ensayista, que con buen criterio dijo: “miles de personas han sobrevivido si amor, pero ninguna sin agua”. ¿La razón? Nuestro cuerpo es nada más y nada menos que un 50-55% agua; y el de los hombres un 55-60%. De acuerdo con el Instituto de Investigación de Agua y Salud (IIAS), el sexo masculino precisa una ingesta diaria de este líquido vital de 3 litros, frente a los 2,2 litros recomendados para que el organismo femenino esté perfectamente hidratado. Dicho así, puede parecer excesivo; sin embargo, ten en cuenta que con beber cuatro vasos durante la comida ya has cumplido casi con la mitad (1 litro) de la cantidad que aconsejan los médicos.
Siempre en forma
Párate a pensar e intenta calcular cuánto agua pierdes durante un día normal, sin realizar ningún esfuerzo extraordinario. Difícil, ¿no? Jesús Román, secretario general del Comité Científico del Instituto de Investigación de Agua y Salud (IIAS), tiene la respuesta: “La cantidad que eliminamos a través de nuestras necesidades fisiológicas (orina, heces, sudor, respiración…) asciende a los 2,5 litros”. ¿Sorprendida? Pues ahora imagina cuál será la cifra esos días en los que eres la reina del running o del gym.
Cuando haces ejercicio, sudas. Da igual tu edad, sexo o condición física. Es el mecanismo que tiene el cuerpo humano para regular su temperatura. Con cada gota pierdes electrolitos y fluidos esenciales que permiten mantener las funciones corporales. Por eso es tan importante compensar este desgaste antes de que aparezcan los primeros signos de deshidratación, que se traducen en “pérdida de apetito, malestar, fatiga, debilidad y dolores de cabeza”, explica Román. Si continuamos con nuestra máquina en “reserva” y perdemos entre un 9 y un 11% de nuestro porcentaje de agua corporal, los síntomas se pueden complicar bastante, “con espasmos musculares, problemas de equilibrio, confusión mental y dificultades para hablar. Además, se produce un aumento de la frecuencia cardiaca y de la temperatura”, advierte Román.
Para evitar esa situación de peligro antes de hacer ejercicio asegúrate de que estás bien hidratada. Dos o tres horas antes de comenzar la actividad física toma alrededor de medio litro de agua. Otro truco para no correr riesgos es vigilar el color de la orina que debe ser lo más transparente posible. Durante el ejercicio es bueno beber a intervalos regulares (cada 15 – 20 minutos) unos 150ml por ingesta.
Fuente: Womens Health