El homicidio de un adolescente de 15 años de manos de otro joven, frente a un liceo de El Junquito, ocurrido hace dos semanas, no solo puso en la palestra el comportamiento de los jóvenes que recurren a la violencia para dirimir sus diferencias, sino otra realidad: el uso de armas dentro y fuera del aula de clases.
El comisario Argenis Guillén, asesor en materia de seguridad, indicó de acuerdo a un análisis, 10% de los alumnos que cursan estudios en liceos públicos de Caracas utilizan las armas como un mecanismo para ponerle fin a los conflictos suscitados dentro y fuera del aula de clases. Grupos de jóvenes también las emplean para imponer «respeto» y «ejercer autoridad». 40% de las armas empleadas corresponden a instrumentos cortantes (cuchillos o tijeras para agredir e intimidar), mientras que 40% usan armas de fuego y el 20% restante, se valen de objetos contundentes.
«De diversas maneras se obtienen las armas de fuego: algunos optan por robárselas a sus padres o algún otro familiar adulto que la tiene en su poder; otros las compran o las alquilan a sujetos conocidos que las utilizan para delinquir», explicó Guillén, quien detalló que de acuerdo con un estudio realizado en el año 2010 por la oficina de prevención del delito del Ministerio de Interior y Justicia y que fue practicado en liceos públicos y privados del municipio Sucre y Catia, se determinó que 79% de las agresiones suscitadas entre estudiantes son físicas. «Comienzan con una discusión en la cual sacan a relucir los insultos que derivan en golpizas y en algunos casos terminan en tragedia, como el pasado 19 de mayo frente a un plantel de El Junquito», dijo el comisario.
La mayoría de los enfrentamientos se originan por diferencias entre los compañeros. Hay quienes «someten» a los que consideran más débiles dentro del salón de clases. Otros, porque no conocen otra forma para resolver los malentendidos que no sea la violencia. «En algunos casos los padres incitan a los hijos a que recurran a los golpes para ponerle fin a los problemas».
Guillén destacó que el estudio realizado en 2010 por el MRIJ se mantiene vigente. La investigación reveló que los estudiantes de planteles públicos del Este y Oeste de Caracas son más violentos que los de los privados. «La mayoría de los alumnos de las instituciones públicas provienen de hogares humildes. En algunos casos, se crían sin la figura orientadora de un padre y aprenden lo que ven en su entorno: violencia y esto es lo que reflejan en el aula de clases».
Abundan conflictos pasionales
Según la abogado y experta en materia de niños y adolescentes Raiza Bastardo, en cada aula de clases de los planteles de Caracas, de cada 10 peleas suscitadas, en al menos una sacan a relucir armas para la defensa.
«Abundan los conflictos pasionales porque un compañero le quitó la novia al otro. En venganza por lo que considera una traición, recurre al arma». En los liceos militares, según Bastardo, suelen ocurrir amedrentamientos por parte de los estudiantes de los grados superiores contra los que cursan en niveles inferiores. Los someten con la excusa de que deben pagar novatadas.
Una apuesta por el diálogo
Según el director de educación del estado Miranda, Juan Maragall, en 60 planteles regionales de la entidad, en especial los que registraban con frecuencia peleas entre estudiantes, se juramentaron promotores de paz que ejercen una función mediadora entre las partes en conflicto. «Ellos buscan sustituir las discusiones y agresiones verbales por el diálogo. Han intercedido en varias reyertas que han conducido a soluciones pacíficas dentro del aula de clases», dijo.
Los promotores son formados dentro de las instituciones, a través de charlas y talleres. Desde el año 2009, cuando comenzó el programa, hasta la fecha, han sido juramentados cien jóvenes en cada plantel.
NATALIA MATAMOROS V. | EL UNIVERSAL
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