La Asamblea Nacional estableció, en diciembre de 2002 y como parte de la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación, que los alrededores del Palacio de Miraflores son zonas de seguridad y están sujetos a regulación especial con la finalidad de garantizar la protección ante peligros o amenazas internas o externas.
Sin embargo, los residentes y comerciantes que viven y laboran en la parte posterior del palacio presidencial, entre Marcos Parra, Solís y Muñoz, sostienen que ese sector es uno de los más peligrosos de la ciudad y lo califican como «zona de inseguridad».
Los asaltos, los arrebatones y la venta de drogas son los delitos que más reportan los vecinos del sector, quienes alertaron que una falla de Corpoelec agravó la situación, ya que los delincuentes se amparan en la oscuridad para cometer sus fechorías. Varios afectados conversaron con Últimas Noticias y explicaron que en la esquina de Solís están dos carpas de la Guardia Nacional y permanece la Guardia de Honor Presidencial, pero eso no frena a la delincuencia.
Nairobis Ramírez es una de las afectadas. Vive en el urbanismo Simón, en la esquina de Solís, donde le fue entregado un apartamento después de perder su casa en la parroquia 23 de Enero. La joven está encargada de la peluquería del edificio y contó que todos los días hay robos en el sector y los fines de semana la situación se agrava debido a la soledad.
«Los delincuentes cometen arrebatones y hay muchos indigentes en la zona. A veces es imposible dormir debido a que hay bares en los alrededores en los que ponen música y se presentan problemas. Le hemos hecho un llamado a Corpoelec para que solucionen el problema del servicio eléctrico, pero no hemos recibido ninguna respuesta», explicó.
La vecina denunció que, aunque hay dos carpas de la GN justo frente al urbanismo Simón, los funcionarios que están allí no cumplen su labor y alegan que no están para resolver los problemas con los indigentes o asaltantes.
El señor Alejandro Marcano es buhonero, trabaja en la esquina de Solís. Según contó, los funcionarios de la GN están dentro de las carpas y no patrullan, lo cual les deja el camino libre a los asaltantes. Relató que los adultos y menores cometen los arrebatones a toda hora, pero en la noche operan con más tranquilidad. «Yo estoy hasta las seis de la tarde y no llego antes de las seis de la mañana porque me expongo a ser asaltado», manifestó.
Ángel Ruiz es vigilante y explicó que la esquina de Marcos Parra es peligrosa porque allí está la línea de autobuses que va al estado Vargas y los delincuentes aprovechan cuando hay mucha gente para confundirse entre los usuarios del transporte y los buhoneros. «Roban carteras, celulares y cualquier objeto de valor que tengan los pasajeros mientras hacen la cola. No hay vigilancia que valga, aquí manda el hampa», aseguró.
Fuente: ÚN