Sobre las cuatro de la tarde de este jueves, hora peninsular, la patrullera más grande de la Guardia Civil salió de puerto y se acercó al buque oceanográfico Ángeles Alvariño.
El movimiento, por extraño, no pasó desapercibido. Desde que se encontraron la botella de buceo de Tomás y la funda nórdica atada alrededor, los especialistas dedujeron que habían hallado la zona cero de la búsqueda. Dentro del buque, todos comentaron que entraban en días cruciales. No se confundieron. En ese momento, el barco había detectado dos bolsas en el fondo del mar. Durante dos horas, la patrullera de la Guardia Civil permaneció pegada al buque Ángeles Alvariño hasta que el robot logró sacar las dos bolsas, que se encontraban a unos 1.000 metros de profundidad y a tres millas de la costa tinerfeña. Una vez en el exterior, una primera inspección visual confirmó que se trataba del cadáver de una de las menores desaparecidas.
Además de la bolsa de deportes de color negro, amarrada a un ancla, donde se localizó a la menor, había una segunda bolsa de deportes más pequeña. Los investigadores esperaban encontrar a la otra menor en su interior pero no fue el caso. Estos son dos de los seis bultos que los investigadores creen que cargó el presunto asesino el día del crimen. Los otros cuatro no han sido hallados. También, en la embarcación, se encontró cinta americana que, previsiblemente, sirvió para atar los dos petates al ancla.
La patrullera trasladó los enseres inmediatamente a tierra. Allí, dos agentes trasladaron el petate más grande y un tercer agente el segundo paquete. Al detectar la presencia de cámaras, incluso colocaron dos tráileres de gran tamaño a la distancia para taponar la línea de grabación y que las cámaras no pudieran registrar el momento. En el puerto, el movimiento no pasó desapercibido, y enseguida comenzaron las especulaciones y las preguntas.
Finalmente, fue la Delegación del Gobierno la que atajó los rumores con un comunicado: “Buenas tardes. La Delegación del Gobierno en Canarias informa de que hoy ha sido hallado un cuerpo sin vida, aparentemente de una menor, en la zona de búsqueda de las niñas desaparecidas en Tenerife.
Este hecho ha sido ya comunicado a la madre y a la familia de las menores. Por respeto a la familia y al procedimiento judicial, hay que esperar a lo que determine la autoridad judicial sobre la identificación del cuerpo. Los trabajos de rastreo de la Guardia Civil prosiguen en el lugar del suceso, a una milla náutica del puerto de Güímar”.
Las características de los restos encontrados inducen a pensar que se trata de Olivia, la mayor de las dos hijas de Beatriz. Fuentes de la Guardia Civil han confirmado a El Confidencial que es así, a falta de la identificación definitiva por ADN o por huellas, y que así se ha transmitido a la madre.
La magistrada titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Güímar —localidad situada a unos 30 kilómetros al sur de Santa Cruz— ha practicado en el Instituto Anatómico Forense de Tenerife, en La Laguna, el levantamiento del cadáver. La Delegación del Gobierno recuerda que hay que esperar a la identificación del mismo, que certificará la autoridad judicial.
Ahora los técnicos se encuentran inmersos en dos líneas de investigación. En primer lugar, la autopsia de Olivia para determinar las causas de la muerte.
Días antes, en la vivienda de Tomás, se habían encontrado encima de la mesa del salón un paquete de relajantes musculares. No obstante, como el padre había sufrido un accidente de moto un mes antes, estos medicamentos podrían ser por prescripción médica. Ahora, tras el hallazgo de la mayor, intenta descubrir si murieron antes o por ahogamiento.
También, la segunda bolsa encontrada en el mar, aunque vacía, podría haber albergado anteriormente a Anna, la pequeña de las hermanas. Así, los investigadores están buscando cualquier tipo de resto que perdure pese al paso del tiempo y el efecto del agua salada. Todos los esfuerzos están ahora volcados en la búsqueda del padre, ya que aún se desconoce si ha huido.
El lugar del hallazgo coincide con las llamadas
El lugar del hallazgo coincide con el perímetro delimitado por las fuerzas de seguridad tras realizar el seguimiento de las llamadas entre ambos progenitores durante la noche del crimen. El cuerpo ha sido encontrado en la zona marítima en la que el presunto agresor se comunicó con la madre entre las 22:00 y las 23:00, aproximadamente, del pasado 27 de abril.
Fuentes de la investigación han explicado a El Confidencial que fue en esa zona donde el padre amenazó a la madre con un «no las volverás a ver». Cuando volvió al puerto para recargar su móvil tras cortarse la llamada, lo hizo sin los seis bultos que transportaba en un inicio.
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