Cuando quieres escuchar tu música favorita en un espacio más íntimo, sin molestar a la familia o vecinos a pesar de ponerla a un volumen elevado, los auriculares HiFi son la opción más recomendable, ya que te proporcionan un escenario propio en el que disfrutar de tus sesiones audiófilas.
El problema surge a la hora de elegir nuestro modelo ideal. En las tiendas encontraremos multitud de auriculares que se definen como de «alta fidelidad» aunque no lleguen a serlo, con unas especificaciones que sobre el papel pintan de maravilla pero que luego no dan la talla. ¿En qué me tengo que fijar para elegir mi próximo auricular HiFi?
Formas, materiales y diseño
Hay auriculares para todo tipo de gustos, con muy variados diseños y estructuras. Por ejemplo, atendiendo a la forma de sus pabellones pueden ser de tipo earphones o botón, que se colocan dentro de nuestros oídos, son muy pequeños, baratos y vienen de serie con muchos reproductores portátiles y teléfonos móviles. Son interesantes si buscas algo ligero y cómodo, pero no si pretendes obtener una experiencia HiFi.
También tenemos los de tipo in-Ear, parecidos a los earphones pero con un diseño que permite introducir el auricular en el canal auditivo. Aíslan del ruido exterior, pero tienes que saber colocarlos bien, dar con una almohadilla de tu tamaño o perderás parte de los graves con facilidad.
El tercer gran grupo es el de los auriculares de tipo supraaural, generalmente en formato diadema y que se sostienen sobre nuestros oídos. Suelen ser cómodos, relativamente ligeros y con una buena calidad de sonido, aunque no ofrecen una capacidad de aislamiento tan buena como el último grupo, los auriculares circumaurales.
De mayor tamaño, son capaces de recoger todo el pabellón auditivo en su interior y cuentan con transductores (drivers) de mayores dimensiones, lo que les permite alcanzar un rango de reproducción frecuencial mucho más rico con niveles de potencia elevadas y sin distorsionar. Si buscas una auténtica experiencia HiFi este debería ser tu diseño preferido.
Muy bien, ya me he decidido por un modelo circumaural, pero ahora veo que hay dos grandes subgrupos: con pabellón abierto (son esos que tienen microperforaciones en los pabellones) y con pabellón cerrado. ¿Qué diferencias hay?, ¿cuál es mejor?
En un modelo de tipo cerrado el transductor está dentro en un recinto sellado, mientras que en uno abierto se comunica con el exterior gracias a una serie de pequeños orificios que dejan escapar las ondas de sonido.
Esto permite que el diafragma se mueva con mayor libertad minimizando resonancias dentro de la caja acústica y obteniendo un sonido más limpio, claro y nítido en las frecuencias medias-agudas y unos graves más controlados aunque menos profundos que en los modelos cerrados.
¿Con cuál me quedo? El principal problema de los auriculares abiertos es que a través de los orificios se va a escapar un poco de sonido y va a entrar también ruido del exterior. Es decir, se reduce la capacidad de aislarte del entorno y si hay alguien más contigo en la habitación podrá escuchar claramente lo que estás oyendo. Por ello, si donde vas a usarlo habitualmente estás tú solo, sin ruidos de fondo, elige un modelo abierto. Si por el contrario vas a estar con más gente, con la tele de fondo, molestos vecinos, etc., entonces necesitarás uno cerrado.
Para acabar este bloque, comentar algo sobre los materiales de construcción y las calidades de los acabados. En el mercado hay auriculares fabricados con diademas y pabellones de tela fina, gruesa, piel natural, artificial con y sin acolchado, con metal, plástico, etc. En general elegir uno u otro material no va a influir en la calidad de la audición, aunque sí en la calidad de la experiencia de uso, ya que si los vamos a utilizar mucho tiempo seguido conviene elegir un modelo bien acolchado, cómodo, ligero y agradable al tacto.
Características técnicas
Una vez que ya sabemos más o menos el tipo de auricular que queremos llega el turno de comprobar el enorme listado de especificaciones técnicas que nos dan los fabricantes. ¿En qué nos fijamos? Para empezar en la impedancia, medida en ohmios (ohm), que es la encargada de indicarnos la resistencia al paso de la corriente eléctrica.
Si es demasiado elevada podríamos tener problemas de falta de potencia, necesitando un amplificador más potente para alcanzar la presión sonora deseada. Lo normal es que a un modelo de entre 16 y 60 ohm podamos atacarlo con cualquier amplificador que tengamos en casa sin problemas.
El siguiente punto importante es la sensibilidad (dada en dB). Nos indica cómo de fácil será de excitar el transductor y nos da una idea de qué potencias máximas podremos escuchar. Cada vez que subimos 3 dB en la sensibilidad significa que necesitaremos la mitad de potencia del amplificador para obtener la misma presión sonora. Así, un auricular con una sensibilidad de 100 dB necesitaría la mitad de potencia que uno de 97 dB para ofrecer el mismo volumen (suponiendo que tienen la misma impedancia).
Debes fijarte en aspectos como la impedancia (medida en ohm), la sensibilidad (dada en dB) y el rango de frecuencias (expresado en Hz)
También hay que fijarse en el rango de frecuencias que abarca el auricular. Lo ideal es que cubra todo el rango audible por un humano medio (de 20 Hz a 20 KHz), algo que en la práctica muy pocos modelos alcanzan a potencias elevadas y sin distorsión.
Has de comprobar además el tamaño y el número de los transductores, que se encargarán de transformar la señal eléctrica en sonido. Cuanto más grandes sean mejor será la reproducción de frecuencias graves. Además, si cuentan con un driver para graves y otro para las agudas el resultado será un sonido más limpio y preciso.
¿Modelo con cable o inalámbrico? En el caso de las sesiones audiófilas lo mejor es optar por un auricular cableado que no introduzca ningún tipo de interferencia ni una reducción en la calidad de la señal. Sin embargo, los actuales modelos inalámbricos han mejorado mucho y si no vives en un entrono con muchas interferencias (por ejemplo con routers, sistemas de audio, otros auriculares, teléfonos móviles y portátiles, etc.), por lo general no deberías notar demasiadas diferencias.
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Por Confirmado: Gabriella Garcés