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Guayana más de un lustro en dieta eléctrica

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Guayana más de un lustro en dieta eléctrica

Cerca de 5 mil MW de la central hidroeléctrica Guri están fuera de servicio actualmente

 

El Plan de Electrificación Nacional iniciado en 1949 por la firma Burn & Roe Inc. recomendó a la Corporación Venezolana de Fomento el aprovechamiento del potencial hidroeléctrico del río Caroní.

 

La demanda eléctrica en las industrias de Guayana al cierre del 2014 se contrajo 45% respecto a 2009, cuando se desincorporaron celdas en Venalum y Alcasa y apagaron hornos en Sidor.
11 años después, se encomienda a la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) el impulso industrial de la región con objetivos claros como el desarrollo hidroeléctrico del Caroní, que se consuma con la constitución de la hoy extinta Edelca. Ambos proyectos, industria e hidroelectricidad, iban de la mano en una región repleta de ventajas naturales.

 

En 1959 entra en funcionamiento la primera unidad generadora de la casa de máquinas I de la central hidroeléctrica Macagua para apoyar el desarrollo de las industrias del acero y del hierro. Junto a la casa de máquinas II, Guri, concluida en 1986, y Caruachi, cuya primera unidad generadora arrancó en abril de 2003, el país se aseguró una potencia instalada de 15.210 megavatios (MW) con el vigoroso caudal del Caroní. Tocoma, que debió estar lista en 2012, debió sumar 2.160 MW, pero a la fecha sigue en obras.

 

El sacrificio de Guayana

 

Todo el potencial hidroeléctrico, debía ser compensado con el parque termoeléctrico para cubrir no solo el descenso del embalse de Guri, sino también la salida de servicio de unidades en el bajo Caroní por desperfecto o repotenciación. La mala gerencia, la falta de repuestos y el retraso en obras han sumido al parque térmico en un letargo, incapaz de cubrir los picos de la demanda nacional.

 

Así, Guayana ha sido la gran sacrificada. En 2009, en los albores del fenómeno El Niño, se puso techo a la demanda de las industrias de Guayana, de las cuales Venalum, Sidor y Alcasa son las de mayor consumo. Entre las tres alcanzan un consumo de 1.600 MW operando a poco más de la mitad de su capacidad instalada, de los cuales se recortó 560 MW, que bajo la bandera gubernamental del “ahorro” significaron la pérdida de productividad y capacidad, que cinco años después no ha sido recuperada.

 

El presidente Hugo Chávez recibió en 1999 un total de 7 mil 224 MW termoeléctricos y el parque turbo vapor más grande de América Latina de 4 mil 300 MW, que asistían a Guri en la época seca, precisó el experto en energía eléctrica José Aguilar. Por hidroelectricidad, se generaban 12.572 MW.
En tiempos de aumento del caudal en Guri como ocurrió en el segundo semestre de 2010, cuando el aporte promedio anual se ubicó en 6.108 metros cúbicos por segundo, las empresas de Guayana siguieron restringidas y así han estado en los cinco años siguientes, llueva o no.

 

No es casualidad que la producción de Sidor haya retrocedido a su peor nivel en estas tres décadas o que las industrias del aluminio registren año a año menor ritmo de acuerdo a su capacidad instalada.

 

De acuerdo con José Aguilar, consultor internacional en sistemas eléctricos, Guayana consume el mismo nivel de energía eléctrica que consumía en 1985. “La electricidad que nos queda es gracias a la infraestructura del Bajo Caroní y al sacrificio en Guayana”, explicó.

 

En 2009, cuando fueron apagadas más de 300 celdas en las industrias del aluminio Alcasa y Venalum y desincorporados algunos hornos de Sidor, la demanda eléctrica de Guayana se situaba en 3.295 MW como promedio anual. Desde entonces el decrecimiento en la demanda ha sido constante y al cierre de 2014, el promedio anual de consumo en las industrias de Guayana se contrajo 45% a 1.824 MW, precisó Aguilar.

 

De consumir 19% de la demanda nacional, pasaron estas empresas en 2014 a absorber apenas 9,8%, pese a estar a pocos kilómetros de distancia de las principales generadoras eléctricas del país.

 

Una sola central podría cubrir a Guayana

 

Una central hidroeléctrica como Guri con una potencia máxima instalada de 10.310 MW podría abastecer las necesidades del sector industrial de Guayana, cuyas estatales operaron en 2014 a 23% de su capacidad instalada en promedio y registraron más de Bs. 19 mil millones en pérdidas entre el sector hierro-acero y aluminio, según la memoria y cuenta del Ministerio de Industrias.

 

Pero, aunque las centrales hidroeléctricas de Guayana cubren la mayor parte de la demanda nacional, no están operando a toda capacidad. Cifras de Aguilar, indican que de la potencia máxima instalada en generación hídrica y térmica de 33 mil 938 MW, solo están disponibles cerca de 17 mil MW, mientras el resto está paralizado, nunca arrancó o atraviesa reparaciones.

 

En la memoria y cuenta 2014 del Ministerio de Energía Eléctrica aparece la ficha técnica del proyecto Tocoma con fecha de culminación en 2017, más de cinco años de retraso.
“Guri tiene seis unidades fuera de servicio (2, 4, 8, 15, 16, 18) que dejan indisponibles 3 mil MW”, a los que sumó la pérdida de capacidad de la casa de máquinas II por la baja de la cota, que este jueves llegó a 251,66 msnm. “Guri no tiene una cota más baja por el enorme sacrificio de Guayana y la provincia, porque si Guayana estuviera funcionando a los niveles de 2009 y un modesto crecimiento vegetativo, hubiéramos comenzado el 2015 con 253,64 msnm”.

 

Aguilar apunta que el bajo desempeño termoeléctrico obliga a explotar al Bajo Caroní para no apagar al país. “Hoy en día Venezuela tiene más MW térmicos instalados que MW hidroeléctricos y los primeros no son capaces de auxiliar y dar el soporte necesario a las instalaciones hidroeléctricas del bajo Caroní (Guri, Caruachi y Macagua) junto con los Andes en materia de energía”.

 

Confiabilidad y holgura del SEN

 

Conociendo que la capacidad de generación instalada actual es de 33 mil 938 MW y la disponibilidad real es de 17 mil MW con una demanda, de acuerdo con el ministro de Energía Eléctrica, Jesse Chacón, de 18.300 MW. ¿Cuál es la potencia necesaria para contar con un sistema confiable?

 

El ingeniero y energista, Nelson Hernández, explicó que para contar con un sistema eléctrico confiable es necesario que la capacidad operacional de holgura del sistema sea al menos un 30% mayor que la capacidad demandada. En un documento titulado Crisis Eléctrica en Venezuela, Una situación anunciada hace más de 10 años, el experto señaló que en 2008 era necesario que la capacidad instalada fuera de 26.965 MW, eso tomando en cuenta la demanda de 20.741 MW ese año.

 

Lo que ocurre en la actualidad, asegura Hernández, es un Déjà vu del periodo 2008-2009. “El ministro (Chacón) dice que la demanda ha subido, pero eso no es cierto, hay menos demanda que hace cinco años atrás. El problema es de generación, 60% del parque térmico no está disponible”.

A su juicio, la coyuntura se resuelve colocando en servicio los MW que no están disponibles por falta de mantenimiento y contraloría. Hacerlo es imperante: “un país puede vivir sin petróleo pero no puede desarrollarse sin electricidad”. El letargo de las empresas de metales de Guayana es el mejor ejemplo.

 

Correo del Caroní

María Ramírez Cabello

mramirez@correodelcaroni.com

 

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