En la 20 con calle 29, justo al frente de la tienda Royal Center, que vende productos de higiene y aseo personal, un grupo numeroso de madres, abuelas, papásy hasta tíos en fila se salieron de control, cuando hacían una cola por cuatro empaques de pañales desechable y seis de jabón en polvo.
Golpes, gritos y empujones fue el inicio del bululú por el desorden que se generó de manera sorpresiva en la fila, donde al menos unas mil personas aguardaban desde la 5:00 de la mañana de ayer.
Según testigos, recogieron 200 cédulas, la gente se dispersó a esperar su llamado y al momento que unas señoras salían de la tienda con los empaques de pañales y jabón, alguien se las quería arrebatar, situación que generó discusión y desespero entre los que esperaban su turno de compra. Efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana y Policía de Lara, tuvieron que acordonar el lugar para poner orden, mientras que niños de meses de edad y hasta recién nacidos lloraban, madres gritaban y papás exigían su derecho a comprar. La tienda bajó su Santamaría por temor a saqueo y en menos de 15 minutos, tuvieron que abrir para bajar los ánimos de la gente que exigía su despacho.
Cédula en mano, partida de nacimiento y hasta acta de matrimonio relataba la gente en la cola que cargaba para comprobar la necesidad de comprar pañales desechables. Unas madres, revelaron que por no poder comprar dos veces a la semana, pagan a vecinos para que le hagan el favor de comprar con su cédula. De esa manera aseguran otros empaques en medio de la escasez, pero igual se calan tienen que calar las colas.
Mientras ese grupo se pelaba por comprar pañales desechables, una dos cuadras más arriba en la sede de Pdval, supermercado del Estado, otra cola de gente que abarcó al menos dos cuadras estaba bajo el sol para comprar dos harina de maíz, un kilo de azúcar y un empaque de leche. En esa cola no hubo violencia pero si desespero de la gente que estaba patalendo de la rabia porque querían comprar pollo y el establecimiento del gobierno no tenía. El martes sí vendieron pollo a 40 personas y las otras 300 que estaban en fila, quedaron mirando lejos.
En Kleos, supermercado popular del centro de la ciudad, la cola para comprar cuatro harinas de maíz, daba la vuelta a la manzana. La gente avanzó bajo el sol con paciencia pero se quejaban entre ellos porque muchos venían de hacer otras colas. Doris Colmenares, era una de esas que hacía la segunda cola del día, dijo que salió de Humocaro a las 4:00 de la mañana a comprar comida en la ciudad porque en su poblado la escasez es más fuerte. Estaba molesta y dijo que ya no aguanta.
Lisbeth Colmenares, otra señora que estaba molesta por el desorden de las colas por alimentos y productos en el centro, catalogó la situación como una catástrofe que viven las familias. Dijo que está cansada de dar vueltas por comida y no encontrar nada. Comenta que ni en los chinos cercanos a su casa consigue lo deseado y que ya es hora de que el gobierno haga algo por el bien del pueblo. Desde que inicio el año, se han generado tres protesta de familias en cola que les molesta el descontrol de las filas, la falta de alimentos y artículos de primera necesidad.
María Laura de Sousa
La Prensa
