El gobernador de Florida, Ron DeSantis, acabó este viernes con el autogobierno que Walt Disney World tiene en Orlando y que le permitió a esta ciudad crecer durante casi medio siglo hasta convertirse en la capital mundial de los parques temáticos.
El republicano está enfrentado desde hace semanas con el gigante del entretenimiento por la polémica generada a raíz de la conocida coloquialmente como «Don’t Say Gay» («No digas gay»), una normativa que, entre otras cosas, prohíbe a los maestros hablar a los alumnos más pequeños sobre orientación sexual e identidad de género, y que los demócratas ven como una venganza política de DeSantis.
El gobernador firmó vía exprés este proyecto de ley, presentado el martes y aprobado el jueves en la Legislatura, que elimina este privilegio de gozar de autogobierno y que impedirá a Disney gozar de la misma libertad para seguir construyendo en el área que rodea a los parques temáticos.
«El lugar más feliz de la Tierra» contaba desde 1967 con la categoría de distrito especial, un autogobierno que le permitió crecer hasta tener media docena de parques temáticos, un centro deportivo, un enorme centro comercial, 25 hoteles, su propia policía y cuerpo de bomberos y cerca de 80.000 empleados.
Todo en un área de 27.000 acres (casi 11.000 hectáreas) situados en los condados de Osceola y Orange, en el centro del estado, una especie de «reino mágico» y prácticamente independiente dentro del estado de Florida.
Pero ese sueño se perdió este viernes después de que DeSantis, que suena como posible candidato a la Casa Blanca en 2024, firmara la ley y criticara a Disney por «mentir» sobre la normativa «No digas gay».
Calificó el gobernador de «provocación» que una empresa californiana use su «poder económico para atacar a los padres» de familia del estado y aseguró que se defenderá en los tribunales ante cualquier intento de revocar la medida por parte de Disney.
¿VENGANZA POLÍTICA?
Todo empezó cuando el mes pasado la comunidad LGBTQ, incluidos empleados de la compañía, protestaron por la supuesta falta de oposición del grupo Disney en contra de esta ley, considerada ultraconservadora por grupos progresistas.
Eso llevó a la dirección de la firma a intentar persuadir a DeSantis, al que le pidieron incluso una reunión formal para hablar del tema. Pero el gobernador les dio un portazo y la empresa anunció que dejaría de realizar jugosas contribuciones a las campañas políticas en Florida, incluida la del gobernador.
Y desde entonces la batalla ha ido escalando sin cesar.
TONO DESAFIANTE
«Si Disney quiere pelear, eligieron al tipo equivocado», escribió DeSantis en un mensaje remitido esta semana a sus seguidores. «No permitiré que una corporación ‘woke’ (que se siente moralmente superior al resto) con sede en California dirija nuestro estado».
El republicano mostró su lado más duro con los de Mickey Mouse y consideró que Disney se ha beneficiado de «acuerdos especiales durante demasiado tiempo» en Florida.
Disney es uno de los principales empleadores del estado y genera para las arcas públicas unos 5.000 millones de dólares en impuestos locales y estatales, según medios locales.
Falta por conocer con detalle las implicaciones económicas de la eliminación, a partir del 1 de junio de 2023, del distrito especial de Reedy Creek Improvement District, donde Disney opera sus hoteles y parques temáticos.
Pero esta disolución podría obligar a los residentes de los condados de Orange y Osceola a asumir una deuda de unos 1.000 millones de dólares y afrontar el gasto de los servicios que hasta ahora pagaba Disney, tanto policía como bomberos y el mantenimiento de carreteras, sistema eléctrico, recogida de basura y de tratamiento de aguas.
El alcalde del condado de Orange, Jerry Demings, dijo en declaraciones recogidas por medios locales que hacerse cargo de los gastos diarios de Reedy Creek sería «catastrófico» para sus cuentas.
Aunque DeSantis aseguró este viernes que lo tienen «todo pensado» y que Disney «pagará más impuestos».
Falta saber qué hará Disney, que hasta el momento no se ha pronunciado sobre esta ley, pero ya se anticipa que la batalla proseguirá en los tribunales. Mientras tanto, la ley deja la puerta abierta a una futura negociación para que se restablezca este distrito especial bajo control de gigante del entretenimiento.