Impactantes las imágenes de destrucción y muerte en Turquía y Siria tras el devastador terremoto de magnitud 7,8 y las incontables réplicas. El número de muertos subirá en múltiplos de mil cada día a medida que se rescatan personas y cuerpos de las ruinas. Tal como ocurre en estos casos, resuenan las ofertas de ayuda internacional y se hacen realidad con brigadas de búsqueda y rescate luciendo las banderas de sus países.
Una de las herramientas más poderosas de la diplomacia, del llamado “soft power”, es la ayuda internacional en desastres naturales. Demuestra capacidad de despliegue, movilización y empatía de una nación hacia otra en situaciones de necesidad extrema. Sin embargo, esta ayuda contiene un fuerte ingrediente geopolítico. Qué países reciben ayuda de cuáles, de qué país la rechaza y a cuál país la ofrecen son cuestiones que gravitan alrededor de las ayudas humanitarias.
Aprovechando el intenso cubrimiento mediático y la sensibilidad que suscitan terremotos, inundaciones, tsunamis, huracanes, epidemias, hambrunas y demás, los gobiernos se apresuran a divulgar su contribución específica, ya sea dinero, en especie, apoyo logístico o envío de personal entrenado. Estados Unidos es de lejos el líder mundial en ayuda humanitaria, mientras que China, muy atrás, busca posicionarse en el campo de la ayuda.
Por otro lado, la hostilidad entre Estados lleva a que gobiernos rechacen ayuda de algunos países, aunque su población pueda beneficiarse. Tal ha sido el caso de Irán, país frecuentemente víctima de terremotos, rechazando ayuda ofrecida por Israel, o Taiwán, que no la acepta de China.
La geopolítica también se presenta en este terremoto. Israel, uno de los países más activos en ayuda humanitaria, se apresuró a enviar un numeroso equipo de búsqueda y rescate de sus fuerzas armadas a Turquía tras la reciente mejoría en las relaciones entre ambos países. De igual manera, hay versiones de que, por petición del Kremlin, Israel estaría ayudando a Siria, país con el que se encuentra legalmente en estado de guerra. La Unión Europea se ha movilizado masivamente en ayuda a Turquía, a pesar de las tensas relaciones entre Ankara y Bruselas, y Grecia, enemigo histórico, ha enviado un equipo de ayuda. Algunos países con tal de aparecer en la foto envían asistencia simbólica.
En la región golpeada por el terremoto en Turquía hay gran presencia de población kurda, minoría que ha estado en conflicto con el gobierno de Ankara desde la independencia turca, hace un siglo. Ya hay denuncias de lado y lado de querer usar el terremoto para obtener rédito político. En Siria la cuestión de la ayuda es más complicada, pues Idlib, la región más afectada, es uno de los últimos bastiones de la oposición a Assad tras la guerra civil que no ha concluido. A Siria, donde la población ha sufrido “las 10 plagas”, la ayuda no llega ni medianamente cerca de lo que se necesita. Cosas de la geopolítica.
Marcos Peckel
El Espectador