El precandidato a la presidencia de EE UU se ha convertido en un fenómeno por sus declaraciones
Estados Unidos está enfrentando un momento de real sorpresa política ante el fenómeno que representa el muy agresivo discurso de Donald Trump, quien busca la presidencia del país por un Partido Republicano que ve cómo el multimillonario lidera las encuestas ante aspirantes más ‘serios’ como Jeb Bush o Marco Rubio.
La preocupación por los números crecientes de Trump en las encuestas ya trasciende a los mismos republicanos y llega hasta las filas del Partido Demócrata, donde a Hillary Clinton se le veía como una especie de ‘caballo marcado’ para las elecciones del 8 de noviembre del 2016, con una favorabilidad que ahora está siendo minada por el magnate neoyorquino.
En un artículo publicado por El Tiempo, tras el lanzamiento de su candidatura el pasado 16 de junio, el estratega y politólogo Rick Wilson prevenía sobre el peligro de esta, ya que “distraerá a sus rivales confrontándolos en temas inocuos que suelen resonar bien en medios de comunicación y la opinión pública”.
Y no solamente parece haberlos distraído, sino que ha atraído a algunos hacia su plataforma, por lo menos en lo superficial. En el reciente debate de los precandidatos republicanos organizado por la cadena Fox News, su más rimbombante idea, la del muro en la frontera con México, encontró eco en Rubio, portador de la bandera antiacercamiento con Cuba, y en John Kasich, gobernador del estado de Ohio, entidad territorial clave en la carrera hacia la Casa Blanca por sus 18 votos del Colegio Electoral.
Pero Trump tiene ideas más llamativas, no necesariamente brillantes, pero que calan en buena parte del electorado estadounidense. En cuanto a Oriente Próximo, propone ‘cobrarle’ a Arabia Saudí por la defensa que le brinda Washington ante todos los peligros que acechan al citado reino.
“La razón principal por la que estamos con Arabia Saudí es porque necesitamos petróleo. Ahora, no necesitamos tanto el petróleo (…) ellos deberían pagarnos. Sin el respaldo de EE. UU. no existirían”, aseguró en declaraciones recogidas por agencias internacionales.En el debate de Fox News, Trump arremetió contra Jeb Bush al relacionarlo con su hermano George W., pero justamente propone algo muy parecido a lo que significó la mayor mácula de ‘W’ en su administración.
Ante la amenaza que representa el Estado Islámico, Trump asegura que hay que mandar tropas a Irak para arrebatarle el control de los pozos petroleros y, por tanto, su financiación.
Habría que recordar que la invasión estadounidense a Irak liderando una coalición internacional le costó a EE UU 4.803 bajas militares, en lo que se convirtió en una herida profunda que solo comenzó a sanar tras el término de la retirada definitiva del terreno en el 2013.
Pero la sustancia del ‘ideario loco’ de Donald Trump está en el tema de la inmigración, que él sabe que tiene amplio eco en una masa muy nacionalista y poco analista de la realidad internacional. Ya de por sí la idea de la construcción del muro fronterizo puso a funcionar las calculadoras de muchos y esta costaría cerca de 600.000 millones de dólares, un peso muy grande para una economía que salió hace muy poco tiempo de una de las más graves recesiones de la historia.
No a los inmigrantes
Otra herramienta de la aparentemente fácil lucha del magnate de Queens sería la deportación masiva y total de los indocumentados, para luego readmitir a los “buenos” y dejar en México a los “malos”.
La sola idea de esta acción ya se traduce en cifras astronómicas por la burocracia necesaria para ello y, en realidad, Trump no ha ido más allá en esta idea. No ha calculado que el golpe de esta radical operación, si se llevara a cabo, sería también para la economía estadounidense dado el peso que tiene la mano de obra de los indocumentados.
“La idea de deportaciones a gran escala seguidas de una readmisión selectiva no parece un enfoque bien desarrollado”. Así lo asegura Marc Rosenblum, del Instituto de Políticas Migratorias, think tank con sede en Washington.
“Quieren que presente un plan de 10 puntos, de 14 puntos, de 20 puntos. No tiene por qué ser así”, respondió Trump durante una entrevista reciente con el periodista Chris Cuomo, de la cadenaCNN.
Ese parece ser su encanto. Los potenciales votantes de Trump ven que sus competidores son muy del ‘estilo Washington’, muy políticamente correctos, y atacar esa formalidad puede reportar buenos resultados.
La organización, la estructuración de ideas y la coherencia del discurso son asuntos asociados por algunos al acartonamiento de la clase política y Trump lo explota muy bien al decir que no tiene “tiempo para ser políticamente correcto”, como lo hizo en Fox News.
GDA/ EL TIEMPO/ COLOMBIA