Las elecciones del 23J dejan a España en la incertidumbre. El partido socialista en el gobierno perdió las elecciones, pero pudiera mantenerse en el poder. O bloquear la formación de un nuevo gobierno. Es una situación inédita en casi 50 años de democracia: que mande el que pierda. Pedro Sánchez celebró la derrota como una victoria.
El Partido Popular fue el más votado. Tuvo un extraordinario crecimiento con respecto a las elecciones de 2019 –47 escaños y 3 millones de votos más– pero no alcanzó la mayoría absoluta. Junto con su potencial aliado (Vox) requerían 176 diputados. Le faltaron 7.
Feijóo, sin embargo, anunció que iniciará un diálogo con las demás fuerzas políticas para hacer valer el resultado electoral. Es decir, que la fuerza con mayor respaldo asuma la presidencia del gobierno.
“El gobierno de coalición –dijo– no obtuvo ni un diputado más de los que sacó en 2019. Los españoles hablaron claro y conviene escucharlos”.
Entre el PSOE y Unidas Podemos sumaron 158 escaños en 2019 al formar la coalición. Ahora, entre los socialistas y Sumar –una agrupación de 15 partidos minoritarios formada a la carrera en los últimos meses– restaron 5 escaños. Cuentan, en principio, con los votos de los independentistas catalanes y vascos, –y el Partido Nacionalista Vasco (PNV).
Para unos fue una victoria insuficiente y corta con relación a las expectativas que alimentaron las encuestas y los sondeos a pie de urna. Para otros, una derrota que aunque esperada consideran victoriosa.
Los partidos independentistas y nacionalistas ya le mandaron un recado a Sánchez la misma noche electoral. Sus votos valen más porque son imprescindibles. El líder socialista –ducho en negociaciones– tendría que hacer más concesiones a esas formaciones para seguir en La Moncloa. La inestabilidad y el desencuentro pueden ser un signos de lo que se avecina.
Aunque el resultado electoral muestra un crecimiento de los dos partidos que han tenido la conducción del gobierno español en la democracia –más del PP que del PSOE-, al mismo tiempo ambos miran para otro lado y cierran las puertas para el entendimiento mutuo, presionados por líderes minoritarios a su izquierda y a su derecha.
Expertos políticos y electorales también vislumbran que ante la imposibilidad de formar gobierno por unos y otros, se repita la convocatoria a las urnas. Será un verano aún más caliente de lo que marcan los termómetros.
Editorial de El Nacional