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Galicia votó y habló

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Galicia votó y habló

 

 

Las elecciones autonómicas para elegir el gobierno de la Xunta de Galicia reafirmaron la mayoría absoluta del Partido Popular y hundieron al Partido Socialista Obrero Español. La distancia es abismal: 47,6% de los votos para los populares, 14,04% para los socialistas; 40 escaños parlamentarios para uno, 9 para el otro.

 

 

Si como decían algunos medios y analistas los comicios eran un plebiscito sobre el líder el PP, Alberto Núñez Feijóo, quien comandó la comunidad gallega durante cuatro períodos, Feijóo salió reafirmado; si lo era, en cambio, sobre Pedro Sánchez y su controvertido y riesgoso proyecto de amnistía, Sánchez sufrió un descalabro.

 

 

Junto al presidente de gobierno, quedó muy mal parada su vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, nacida en Galicia y figura visible de esa amalgama de marcas políticas que es Sumar, que contrario a su nombre no llegó ni a juntar el 2% de las papeletas. El proceso gallego también certificó la muerte de Podemos (0,25%) de los sufragios y la ausencia de espacio para que Vox pueda aterrizar en esta comunidad, sacó un poquito más que Sumar, ambos fuera de la representación parlamentaria.

 

 

A expensas de los socialistas, que perdió cinco bancadas, crece el nacionalismo representado en el Bloque Nacional Gallego (BNG), que encabeza Ana Pontón, con un mensaje cercano a la gente y distante de las posturas tradicionales de esta organización de viejo arraigo, pero sin fuerza para alcanzar la victoria.

 

 

La noche electoral fue seguida minuto a minuto por medios radiales, televisivos y de prensa. Es el inicio del ciclo electoral que llevará también a las urnas a las comunidades del País Vasco y de Cataluña, además de las elecciones europeas. Es un año de alta tensión política en España, donde los que mandan, el PSOE y su “generosa” alianza de grupos más a la izquierda y nacionalistas de un signo y otro, tienen mucho menos arraigo territorial que la oposición encabezada por el PP, que gobierna en 12 de las 17 comunidades autonómicas.

 

 

¿Estará condenado el PSOE, un partido histórico y decisivo para la implantación democrática en la madre patria, a impedir el gobierno de la derecha aún a costa de su propio deterioro político? ¿Cuánto tiempo le queda a la legislatura de Sánchez con una mayoría de españoles, según los sondeos, opuesta a su amnistía para los involucrados en el intenso secesionista catalán de 2017?

 

 

Alfonso Rueda, el presidente de la Xunta reafirmado el domingo por los gallegos, sintetizó en pocas palabras el mensaje para su comunidad y la España atribulada: “No queremos privilegios de ningún tipo. Ni para nosotros, ni para los demás. Ni más que los demás, ni menos que nadie. Queremos igualdad, queremos entendimiento, queremos responsabilidad, queremos dignidad”.  Sánchez y los suyos pueden tomar nota.

 

 

Editorial de El Nacional

 

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