Decenas de miles de españoles salieron a las calles de la capital para marchar en contra del gobierno de Mariano Rajoy debido al descontento social que existe por las últimas medidas de ajuste. 71 personas resultaron heridas y 13 fueron hospitalizadas
Una masiva manifestación contra la austeridad, que reunió columnas llegadas de todas las regiones de España para denunciar la «urgencia social», el alto desempleo y los recortes, terminó con importantes hechos de violencia.
Decenas de miles de personas se concentraron en el centro de Madrid, unos tras atravesar andando el país, algunos recorriendo a pie los últimos kilómetros y otros uniéndose en la misma capital.
Con lemas como «Ni un recorte más» o «Pan, trabajo y techo para todos y todas», una marea humana con banderas de todas la regiones de España invadió la capital en la mayor manifestación vista desde 2012.
Los altercados estallaron al terminar la protesta, cuando la policía cargó y disparó balas de goma contra decenas de jóvenes manifestantes que les lanzaban proyectiles.
Los jóvenes también montaron barricadas con algunas vallas, quemaron contenedores y rompieron los cristales de oficinas bancarias. Paralelamente, otros instalaban tiendas de campaña en una céntrica avenida de la ciudad con la intención de pasar la noche.
Los disturbios registraron 17 detenidos por agresiones a agentes y vandalismo, así como 71 heridos leves, 41 manifestantes y 30 policías, indicó el servicio de asistencia, añadiendo que 13 personas fueron hospitalizadas.
Previamente, la multitud había desfilado en la llamada «marcha de la dignidad» para denunciar la «urgencia social», la tasa de desempleo del 26% y la política de austeridad del gobierno conservador.
«¡Arriba, arriba, que vamos a luchar!» gritaban los manifestantes.
Entre ellos se respiraba el sentimiento de injusticia por considerarse los únicos en pagar las consecuencias de la crisis económica, del enorme déficit público y del rescate europeo de más de 40.000 millones de euros al sector bancario en 2012 mientras que, según ellos, los responsables de la burbuja inmobiliaria, la corrupción y los abusos bancarios se siguen enriqueciendo.
Como símbolo de este malestar, un gigantesco dedo corazón levantado emergía de la multitud con una elocuente pancarta al lado: «El pueblo se despierta. Se acabó la fiesta».
«Los políticos han convertido la política en un negocio para su beneficio», proclamaba otro cartel con los rostros del gobierno de Mariano Rajoy.
«Se han aprovechado de los ciudadanos, nos han engañado: los banqueros, los políticos, (Iñaki) Urdangarin (yerno del rey imputado por corrupción, ndlr) y están todos en la calle», denunciaba Justina Santamarta, vigilante en un hospital de Madrid.
En total, ocho columnas procedentes de toda España convergieron en la céntrica estación de Atocha respondiendo a la llamada de 300 organizaciones, movimientos y colectivos profesionales.
La protesta resucitó el espíritu reivindicativo de las grandes movilizaciones de 2011 y 2012, que agitaron el país como símbolo del malestar social que se vivía.
Las autoridades locales movilizaron por su parte a 1.700 policías para garantizar la seguridad.
Fuente: Infobae