Vergès, probablemente el más celebre abogado francés, murió este 16 de agosto a los 88 años de edad en París. Defensor de terroristas y torturadores, se definía como un ‘cabrón brillante’ y reivindicaba el derecho que tiene todo hombre, incluso aquellos que han cometido crímenes horrendos, a un abogado.
Provocador y ‘bestia mediática’, Jacques Vergès murió este viernes sin aplacar la polémica que él mismo había alimentado sobre su personalidad y rol como defensor de personajes siniestros. Conocido como “el abogado del terror”, título del documental que le consagró el cineasta Barbet Schroeder en 2007, Vergès se hizo famoso en Francia y en algunos países por los personajes a los que defendió, por lo general situados del lado más oscuro de la historia.
En la lista de sus clientes figuran el nazi Klaus Barbie, ex responsable de la Gestapo apodado “el carnicero de Lyón”; el terrorista venezolano Ilich Ramírez Sánchez, más conocido como Carlos, “el Chacal”; el dirigente jemer rojo Khieu Samphan, el dictador yugoslavo Slobodan Milosevic y el terrorista de origen libanés Georges Ibrahim Abdalá, entre otros.
El rasgo común de todos ellos es la animadversión que despertaban en Occidente. “Hubiera defendido a Hitler”, dijo en una ocasión Vergès. A menudo repetía que todo hombre, incluyendo aquellos que han cometido las peores atrocidades, tiene derecho a ser defendido.
“Declarar que un hombre es un monstruo es renunciar a comprenderlo. Hay que tratar de comprender a los seres para no reproducir la vida desgraciada que han llevado. Mis clientes me plantean un problema porque representan la parte nocturna del ser humano. Y a mi me produce una cierta satisfacción descifrarlos”, dijo Vergès.
En sus alegatos, este brillante abogado cuyo padre había nacido en la Isla de la Reunión y su madre en Vietnam, daba muestras de un gran talento retórico. Su táctica consistía en mostrar a sus clientes como simples títeres condenados a encarnar una ideología de la cual no eran responsables.
En 1987, cuando defiende a Barbie, no duda en minimizar los crímenes nazis y lanzar en cambio una severa condena de Francia y de la colonización. Inclusive afirma que Francia se comportó durante ese período de la misma manera que los nazis durante la Ocupación nazi.
Vergès, narcisista y polémico, alimentó a lo largo de su carrera la leyenda en torno a su personaje. Nunca explicó, por ejemplo, qué hizo a comienzos de los 70, cuando desapareció durante ocho años. Este paréntesis en su hoja de vida sigue siendo hoy un misterio.
En Francia, numerosas personas han reaccionado a su muerte. En Twitter, como explicó un miembro de la red social, hay una triple tendencia con respecto a él: “el abogado del diablo” (admiración), “muerte de un corrupto” (repulsión) y “cabrón brillante” (fascinación). Algunos tuits lo describen en efecto como “una persona que se ocupaba más de halagarse a sí mismo que defender a sus clientes” y “un oportunista de las causas vergonzosas”.
Otro internauta se pregunta cuál era finalmente la sociedad que Jacques Vergès defendía. Y se responde a sí mismo: “No era ciertamente Francia ni Occidente y seguramente tampoco la libertad”. Pero Vergès quizá sí encarnó la idea de la justicia que rige a las sociedades democráticas, es decir, que los buenos pero también los malos, todos los ciudadanos, tienen derecho a un abogado.
Fuente: BBC