Hecho en Estados Unidos
Entrevistas con 1.656 adultos estadounidenses de entre 57 y 85 años probaron que quienes llevaban más de 50 años de matrimonio incrementaban su vida sexual.
Sí, existe el sexo después del matrimonio. Particularmente si vive más allá de su 50 aniversario de bodas. Tras analizar entrevistas con 1.656 adultos estadounidenses casados de 57 a 85 años de edad, los investigadores descubrieron lo esperado: quienes viven los primeros arrebatos de los años de pasión tenían relaciones sexuales más a menudo que aquellos ya entrados en años. Pero entonces los investigadores también hallaron algo inesperado: aunque la mayoría de las personas con muchos años de casadas reportaron un declive constante en la actividad sexual, los que rebasaban la marca de los 50 años de matrimonio empezaron a reportar un ligero incremento en su vida sexual. Y, sobre todo, la frecuencia en la vida sexual de parejas con muchos años de casadas seguía mejorando.
En el estudio, publicado hace poco en la revista The Archives of Sexual Behavior, los investigadores señalaron «que una persona casada durante 50 años tendrá ligeramente menos sexo que una persona con 65 años de casada». Samuel Stroope, autor principal del estudio y profesor de la Universidad Estatal de Louisiana, comentó, «la frecuencia sexual no regresa a dos o tres veces al mes, pero se mueve en esa dirección». Las conclusiones sí tienen límites. «No sabemos si estar casado provoca que tengas más sexo o tener más sexo hace que permanezcas casado más tiempo», apuntó Karl Pillemer, profesor en la Universidad de Cornell, en Ithaca, NY, quien no estuvo involucrado en el estudio.
En el estudio, algunos no tenían relaciones sexuales en lo absoluto. Y unos cuantos sostenían relaciones a diario. En su mayor parte, el estudio examinaba tendencias. El adulto mayor promedio con un año de casado tenía un 65 por ciento de probabilidades de tener relaciones sexuales al menos dos a tres veces al mes. A los 25 años de matrimonio, la probabilidad de esa frecuencia disminuyó a un 40 por ciento. Si el matrimonio duraba 50 años, la probabilidad era del 35 por ciento. Pero si continuaba el matrimonio de adultos mayores, al cumplir 65 años juntos, las probabilidades de tener sexo con esa frecuencia eran del 42 por ciento. Stroope explicó que al menos dos fuerzas en conflicto estaban en juego en torno a la sexualidad en un matrimonio longevo. Una se llama «habituación», la insensibilización de los sentidos sexuales a medida que una pareja se acostumbra uno al otro, desgastados por las demandas cotidianas y ajetreadas de la vida. Sin embargo, los matrimonios de mucho tiempo también acumulan lo que Stroope llama «capital de la relación»: en los buenos matrimonios, indicó, «construyes, acumulando experiencia y conocimiento sobre tu pareja íntima que se multiplica con el paso del tiempo».
Para Jennie B., una viuda de 82 años del estado de Nueva York, el significado de la intimidad y la actividad sexual evolucionó y se profundizó en el curso de su largo matrimonio. «Hay una intimidad que viene después que es asombrosamente maravillosa», comentó. De hecho, lo que más echa de menos como viuda, es tomarse de las manos, señaló.
Jan Hoffman (New York Times)