El expresidente español reflexiona sobre los desafíos de la región: «Hay elementos comunes a todas las crisis de América Latina y creo que a todas las crisis mundiales»
Por Francesco Manetto
El País
Felipe González (Sevilla, 1942) considera que el mundo está atravesado por dos problemas globales, la pérdida de la normatividad y la desigualdad. En torno a esos desafíos se articulan diferentes posturas ideológicas, a veces encontradas. El expresidente del Gobierno de España cree, no obstante, que es posible abordar retos concretos, en una escala mucho más cotidiana, a partir de un análisis sin prejuicios y así lograr mayores consensos. Esta es la premisa del proyecto que le llevó esta semana a Colombia, una iniciativa que se propone impulsar algunas reformas no estructurales, simples y que, sin embargo, incidan en la vida de los ciudadanos. Una suerte de «revolución de las pequeñas cosas». El político reflexiona, en conversación con Caracol Radio y EL PAÍS, sobre la situación de América Latina y la crisis de Venezuela. Por primera vez, González formula una crítica a la estrategia de la oposición a Nicolás Maduro, a la que también imputa errores. A propósito de la aplicación de los acuerdos con las FARC, resalta que «si fracasa la convivencia en paz nadie va a estar en condición de garantizar el desarrollo» en Colombia, país del que tiene la nacionalidad.
Pregunta. ¿Qué pasaporte le gusta más?
Felipe González: “Como los jóvenes, yo también siento orfandad representativa”
Respuesta. Diría Cervantes, ahora que hay tanto debate sobre el nacionalismo, yo soy sevillano de nación… Porque nací en Sevilla. No, me siento a gusto con los dos pasaportes. Y me gustaría tener al menos cinco más de otros países de América Latina.
P. ¿Y por qué plantear esta propuesta de las pequeñas cosas en Colombia?
R. A veces se cruzan las iniciativas y uno no sabe exactamente bien por qué. Pero veía que había algunos proyectos en Colombia que me importaban y me interesaban y que podían converger en esta experiencia. De cómo uno puede analizar un problema concreto y cuando analiza concretamente un problema puede discutirlo con mucho más éxito con gente de diversas posiciones, técnicas, ideológicas, etc. Y nos sorprendemos que al hacer ese debate desprejuiciado, la propia gente se da cuenta de que está mucho más cerca de lo que supone con su prejuicio cargando. Eso me parece que es una buena idea, qué hacemos como sociedad civil para contribuir a destacar que hay desafíos que importan a todos que son muy concretos y que se pueden traducir en propuestas.
P. En Colombia estamos en un momento de diálogo. ¿Esto que proponen podría aplicarse para solucionar este lío en el que estamos metidos los colombianos?
R. Yo no diría que queremos razonar en paralelo para llegar a conclusiones. Queremos que un razonamiento que nazca de sociedad civil converja con el razonamiento al que pueda llevar el diálogo para afrontar desafíos concretos, sean los que sean. Hay algunos que son elementos comunes a todas las crisis de América Latina, a todas, y creo que a todas las crisis mundiales. Una economía tan exitosa como la chilena está soportando una sacudida social enorme, 25.000 dólares per cápita y el desempeño mejor de América Latina. Ahora comprenden los dirigentes de todos los grupos que a pesar de esos 25.000 dólares per cápita, con una crisis tan grave como la que está viviendo Argentina, los jubilados y algunos de los menos favorecidos de Chile cruzan la frontera para comprar medicamentos en Argentina porque su renta no les da para mantener su tratamiento. Con eso explico algo de lo que creo que está en el fondo.
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