Cada 18 de noviembre la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá, en Maracaibo, acobija a los feligreses que se concentran para venerar y demostrar su devoción a la Virgen de Chiquinquirá, la patrona de los zulianos.
Como es costumbre una cantidad importante de creyentes le dedican la jornada entre colas y calor para pagar las promesas ofrecidas a la virgen. La celebración se hace para conmemorar la tradición zuliana que dice que la virgen llegó flotando en una tablilla a las orillas del lago.
Así pues, la consentida de los zulianos se engalana con millones de flores y de oraciones. Por tal motivo la inmensidad de su templo se hace pequeña ante las visitas que se sientan en su casa a conversar.
«Gloria a ti, Casta Señora, de mi pueblo bravo y fuerte, que en la vida y en la muerte ama y lucha, canta y ora», con su himno de fondo, la virgen da su bendición a millones de feligreses que la visitan en su día.
Fuente: GV