El Gobierno de Colombia y las FARC llegaron hoy al plazo que se impusieron para firmar la paz sin anunciar ningún acuerdo y sumidos en una importante crisis sobre temas cruciales para poner fin al conflicto, como el desarme y el abandono de las zonas de concentración de los guerrilleros.
Después de intensas y largas reuniones durante más de una semana para desbloquear la situación, el jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, admitió ante los medios que «subsisten diferencias importantes con las FARC sobre temas de fondo».
«No puede quedar duda alguna sobre la decisión de desechar las armas, proceder a su destrucción, clausurar las fábricas de armamento no convencional y abstenerse de nuevas compras de armas y pertrechos», enfatizó el jefe negociador del Gobierno.
«Vamos a agotar todos los esfuerzos posibles para lograr un acuerdo final, pero eso exige decisiones prontas», indicó De la Calle, quien aclaró que, a pesar de los plazos, «el acuerdo que se logre no puede ser un acuerdo cualquiera».
Por su parte, el jefe negociador de la guerrilla, «Iván Márquez» alias de Luciano Marín Arango, señaló que en este momento está en discusión una propuesta de hoja de ruta con «compromisos claros y definitivos» para resolver los asuntos pendientes del proceso de paz.
«Estamos delineando el camino más propicio para avanzar en la concreción de asuntos cruciales como la amnistía, el cese bilateral del fugo y de hostilidades, el proceso de abandono de armas y la ejecución de acciones que garanticen (..) la seguridad jurídica y la implementación efectiva de todos los compromisos», precisó.
El jefe negociador de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) explicó que no ha sido posible cumplir con el plazo del 23 de marzo para firmar la paz «porque las exigencias lógicas de una prolongada y compleja guerra así lo determinaron».
Globovision