Familia del extinto líder está al margen del Gobierno

Familia del extinto líder está al margen del Gobierno

Una rara sensación de monarquía dejó la muerte del presidente Hugo Chávez. Su familia más cercana se convirtió en un clan muy unido y durante los 14 años en el poder pareció heredar algo tan solo por ser consanguíneo del comandante.

 

La mayoría pudo pensar que con el fallecimiento del mandatario, los parientes se convertirían en íconos representativos del legado de Hugo Chávez. Pero en la práctica no ha sido tan así. A un año de su muerte, la prensa nacional e internacional se ha hecho eco de las aparentes disconformidades entre los Chávez y el gobierno del presidente Nicolás Maduro, que deja actos públicos con ausencia de las cabezas de los herederos.

 

En los últimos eventos oficiales para homenajear al fallecido mandatario ni siquiera sus hijas han participado. En el más reciente Consejo Federal de Gobierno, encabezado por el jefe de Estado, la falta de Adán Chávez, como gobernador de Barinas, causó suspicacia entre los asistentes.

 

El diario ABC de España empezó a hacer públicos los desacuerdos. En diciembre del año pasado divulgó que la familia Maduro Flores mantiene una disputa con los hijos de Chávez por la residencia en La Casona como hogar oficial del Presidente de la República de turno.

A un año de la desaparición física de su padre, Rosa Virginia, María Gabriela y Hugo Rafael se mantendrían hospedados en la residencia presidencial, dejando al presidente Maduro y a su esposa Cilia Flores en La Viñeta, la casa destinada para vicepresidentes. La respuesta oficial del tema llegó por boca del jefe de Estado días después de la publicación: “Le ordené al vicepresidente Jorge Arreaza permanecer allí, en La Casona. Fue un mandato que le di, junto con toda la familia del comandante Hugo Chávez, como una forma de protección a la familia del comandante”.

 

Mientras, las versiones más telenoveleras hablan de mudanzas a Argentina, divorcios y hasta riñas y demandas entre la primera dama y las primogénitas. El dirigente político Rafael Simón Jiménez, exmilitante del chavismo y cercano al exmadantario durante la juventud, desestima que se produzca un conflicto abierto entre los Chávez y Maduro. “Al final, la familia de Chávez sigue siendo la referencia fundamental de Chávez. Una ruptura con el Presidente tendría unas repercusiones muy fuertes en la base popular”.

 

Fuera de la sucesión

Durante sus 14 años de mandato, el presidente Chávez mantuvo su vida familiar al límite de lo que la estrategia publicitaria le permitiera. Cuando el cáncer comenzó a ser un tema ineludible, el nombre de María Gabriela, su hija consentida, y el de su hermano mayor, Adán Chávez, se asomaron como figuras latentes para la sucesión.

 

Pero el comandante no quiso. Nunca dio muestras de querer legar el poder a sus familiares, pese a que sus hermanos ya contaban con una trayectoria política.

Jiménez cuenta que a comienzos de su gobierno Chávez mandó a Barinas a Luis Miquilena (su entonces hombre de confianza) para que buscara a su hermano Argenis. “Había informaciones que le preocupaban. Siempre quiso mantener a su familia al margen”.

Poder en silencio

 

Tras la muerte del líder revolucionario, el poder de los Chávez quedó reducido al estado Barinas, donde Adán se mantiene como gobernador y sus padres conservan un señorío indiscutible. Jorge Arreaza, como esposo de Rosa Virginia (al frente de la Misión Milagro), conserva la Vicepresidencia, pese a fuertes rumores de destituciones por diferencias a lo interno del chavismo. Los analistas siempre han evaluado su figura como “circunstancial”.

 

Asdrúbal Chávez, uno de los primos, sigue como vicepresidente de PDVSA y vicepresidente de Energía. Aníbal y Narciso, hermanos del extinto presidente, se mantienen como alcalde en Sabaneta y promotor del convenio médico con Cuba, respectivamente. Argenis, por ahora, conserva el cargo de director ejecutivo de la Magistratura, aunque hay informaciones que apuntan a que pronto será sustituido por la magistrada jubilada Míriam Morandy.

 

Con una cordialidad aparente, los Chávez mantendrán su trono con bajo perfil, eso es lo que asegura Rafael Jiménez, para quien “en el seno del chavismo, la familia del comandante supremo es un tema delicado porque sigue siendo su símbolo. Al menos por ahora tendrían que tenerle una lealtad casi obligada para que esto le siga suministrando dividendos políticos”.

 

Diario La Verdad

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