James Ransone, el actor que prestó su piel a la fragilidad y al caos en producciones icónicas de HBO, fue hallado sin vida a los 46 años.
El reporte del Médico Forense del Condado de Los Ángeles, difundido este lunes, señala el suicidio como la causa aparente de una muerte que dejó en silencio a la industria de Baltimore y Hollywood.
Nacido en Baltimore en 1979, Ransone no buscó el estrellato convencional, sino la profundidad del antihéroe.
Su irrupción definitiva ocurrió en 2003 con la segunda temporada de The Wire, donde interpretó a Chester «Ziggy» Sobotka. En apenas doce episodios, Ransone logró personificar la decadencia del sueño americano en los muelles de su ciudad natal, construyendo un personaje cuya vulnerabilidad y decisiones erráticas se convirtieron en el eje emocional de esa entrega.
La huella de James Ransone
Según destacó EFE, su alianza creativa con los estándares de calidad de HBO no terminó allí. Años después, bajo la dirección de David Simon y Ed Burns, protagonizó Generation Kill, dando vida al cabo Josh Ray Person.
Su capacidad para transitar entre el drama bélico hiperrealista y el terror comercial quedó sellada en 2019, cuando interpretó a la versión adulta de Eddie Kaspbrak en It: Capítulo Dos, logrando una mimesis casi perfecta con el personaje original.
La trayectoria de Ransone fue la de un obrero de la actuación, presente en proyectos recientes como The Black Phone 2 y la aclamada Poker Face.
Sin embargo, su legado quedará anclado a esa mirada nerviosa y esa energía eléctrica que definieron a Ziggy Sobotka, un personaje que, al igual que el actor que lo encarnó, parecía luchar siempre contra un entorno que no terminaba de comprender su naturaleza.
Con su partida, desaparece uno de los rostros más auténticos de la televisión contemporánea, recordándonos que, a veces, los mejores actores son aquellos que saben retratar la derrota con una elegancia dolorosa.
EFE
