El compositor murió por un paro cardiaco mientras estaba hospitalizado por Covid-19
Armando Manzanero murió hoy a los 85 años de edad a causa de un paro cardiaco mientras estaba hospitalizado por Covid-19.
El autor de “Adoro” y “Esta tarde vi llover” fue diagnosticado con la enfermedad el pasado 17 de diciembre y cinco días después fue intubado por presentar problemas en su oxigenación.
Hasta anoche en su reporte médico se declaró que sus pulmones se escuchaban limpios, por lo que esperaban que fuera extubado los próximos días.
La familia había reportado estabilidad e, incluso, el propio Manzanero contestaba los mensajes que llegaban a su celular preguntándole sobre su estado físico.
De acuerdo con su esposa e hijas, el que fungía como presidente de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM) autorizó el proceso médico invasivo que le ayudara a recuperar su salud.
Durante la pandemia han fallecido integrantes de la comunidad artística: las actrices Pilar Pellicer y Cecilia Romo, los histriones Ernesto Yáñez y Raymundo Capetillo, los cantantes Oscar Chávez y Yoshio, así como el productor cinematográfico José Antonio Hernández.
Manzanero nació en Mérida, Yucatán en 1935, donde a los ocho años ingresó a la escuela de Bellas Artes; siete años después, a los 15, compuso “Nunca en el mundo” que ha sido versionada en una veintena de ocasiones; a los 21 inicia carrera como director musical en una compañía discográfica.+
En la década de los 50’s graba su primer álbum solista, luego de que Boby Capó interpretara “Llorando estoy” y Lucho Gatica “Voy a apagar la luz”.
Durante sus siete década de carrera, compuso más de 600 canciones. Fue Primer lugar en la primera edición del Festival de la Canción de Miami con “Cuando estoy contigo” (1965) y Perry Como grabó “Somos novios” bajo el título “Its imposible” (1970).
En 1993 fue reconocido con el Premio a la Excelencia por parte de Billboard Magazine.
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Para cine fue nominado a dos premios Ariel del cine mexicano por sus composiciones en los filmes «Juego limpio» y «Alta tensión». También fue actor en los filmes «Somos novios», «Candido Pérez, especialista en señoras» y «Cándido de día, Pérez de noche».
En los albores del nuevo siglo condujo el programa El estudio de Manzanero en Canal 22 y hace seis años, en 2014, la Academia de la Grabación lo reconoció con el Lifetime Achievement Award Grammy a la Trayectoria Artística.
Vocación al bolero
«Cuando escribí ‘Somos novios’, ese día, al ver la mamera en que la gente disfrutaba de ese tema, me di cuenta de que ya era un compositor».
Armando Manzanero tenía muy claro que aquel tema romántico se iba a convertir en emblema de su sello como compositor. Pero también sabía que solo era el comienzo de una vida dedicada al bolero.
Siete décadas en total, a lo largo de las cuales Manzanero trabajó al amparo de un ideal: mientras haya una pareja que se enamora, existirá un bolero.
«No», «Adoro», «Esta tarde vi llover», «Voy a apagar la luz», «Contigo aprendí», «Como yo te amé», «Te extraño», «Por debajo de la mesa», «No sé tú», «Nos hizo falta tiempo» y «Nada personal» son apenas una muestra de que Manzanero cumplió la promesa que solía repetir cuando, ya siendo un compositor leyenda, le preguntaban si pensaba en el retiro.
«Hay veces en que escuchó música actual y pienso que ya no soy parte de eso, que mi tiempo ya pasó. Pero luego surge un proyecto que me apasiona y de inmediato ya estoy otra vez con mi música «, dijo en esa misma entrevista.
Esa vida dedicada a la musica lo llevó a ser compositor, pianista, intérprete, productor y arreglista; además de realizador de programas de radio y televisión.
Musicalizó películas y llevó su obra a importantes escenarios nacionales e internacionales como el Lincoln Center y Madison Square Garden en Nueva York, el Memorial en Sao Paulo, el Canecao en Río de Janeiro, y los teatros Colón en Buenos Aires y Teresa Carreño en Caracas.
Defensor del compositor
Pero la otra parte de su carrera es igual de importante: la defensa de los derechos de los compositores.
«Esta gente piensa que la música se hace sola y no hay que pagarnos nada», decía con enojo cada vez que, en su oficina de presidente de la SACM, recibía una llamada de algún compositor denunciando que no le querían pagar regalías.
Así que con su muerte, pierde el público a un músico, pierden los compositores a un defensor y pierden los novios a un cupido.
Con información de El Universal de Mexico