La dirigencia chavista tiene costumbres muy raras. Por ejemplo, en días pasados se celebraron unos «actos especiales en el Cuartel de la Montaña» con motivo del cumplimiento de un nuevo mes de la muerte de Chávez. Perdón, de su «siembra», como prefieren llamarla. Una pandilla de tuiteros oficialistas, obviamente pagados, se dedicó a viralizar la etiqueta # A31MesesDeTuSiembraComandante.
Muerto o sembrado, lo cierto es que se cumplían 31 meses de la desaparición del gigante galáctico interespacial. Que yo sepa, las personas celebramos cada año los cumpleaños. También celebramos cosas como los 6 meses de nacido de un bebé. O los 5, 10, 15 años o más de matrimonio, siempre de 5 en 5.
Pero… ¿venir a celebrar pomposamente 31 meses de algo? Suena como bien extraño ¿no?
Sin embargo, esto de las celebraciones o conmemoraciones es una constante en el chavismo. Pareciera haber la necesidad imperiosa de botar dinero en actos inútiles pero efectistas, con el fin de distraer permanentemente la atención de los verdaderos problemas de los venezolanos, que no son pocos y tampoco son de poca monta.
Al dirigente chavista típico le encanta andar en una de celebración. Estos días vimos como la rojarojita Jacqueline Faría celebraba con mucha emoción la existencia de las colas. Según ella, uno «sale de su casa, viene con su bolsita, compra y se va para su casa… eso es la revolución, lo que nuestro presidente Maduro ha ordenado, así que vamos a disfrutar de estas colas sabrosas para el vivir, viviendo». A celebrar, pues!
Por su parte el Gobernador del Estado Bolívar, Francisco Rangel Gómez, de quien dicen las malas lenguas que es más capitalista que Bill Gates y Warren Buffett juntos, aseguraba que no había que “caer en la tentación ni molestarse por no conseguir un paquete de harina de maíz o una sardina». El personaje, de quien por la región guayanesa se dice que disfruta de una vida de verdadero lujo rodeado de una enorme cantidad de bienes extrañamente habidos, agregaba en tono de celebración que «nosotros somos capaces de comer palo o tirar en vez de dos huevos, dos piedras y nos comeremos las piedras fritas, pero a nosotros no nos doblega nada ni nadie”. Así que, ¡a celebrar con piedras fritas!
En el curso de esta pesadilla que ya lleva 17 años, el chavismo, a raíz de cualquier acontecimiento, ha convertido en motivo de celebración cualquier día del año. Si alguien se tomara el trabajo de investigar el tema, seguramente encontraría que por cada uno de los 365 días del año, el chavismo ya debe de tener en su haber para escoger al menos de 5 a 6 celebraciones o conmemoraciones diarias.
De esto sí que no hay escasez en el país. Sobran los motivos chavistas para celebrar. Y para no quedarse atrás, los jerarcas del régimen no dejan de realizar sus propias celebraciones personales y familiares, tirando continuamente «la casa por la ventana», en lujosas fiestas o en viajes al exterior a bordo de aviones particulares, o en compras de costosas propiedades.
Este es el maravilloso legado que dejó el famoso Comandante. En realidad, suena lógico que los herederos le celebren a Chávez cualquier fecha: al fin y al cabo los dejó más que multimillonarios.
Ojalá y estas extrañas celebraciones se acaben pronto. Este Diciembre tenemos una buena oportunidad para comenzar a regresar a un país normal, que simplemente conmemore cada cierto tiempo, de una forma aplomada y serena, alguna fecha realmente importante, de verdadera trascendencia, y no una retahíla interminable de payaserías, la mayoría de ellas inventadas por un charlatán con carisma.
Bernardo Horande