Un segundo aumento salarial en 2017 ya se perfila en puertas con el objetivo de alcanzar a la acelerada inflación que para el cierre del año se proyecta, según entes internacionales, sobre el 720%. En los últimos cuatro años, en el país el sueldo mínimo “integral” (que incluye el cesta ticket) pasó de 3.037 bolívares a un máximo de 148.630 bolívares, un alza de más del 4.700% y cifra que podría aumentar significativamente con los anuncios que efectuará hoy el presidente Nicolás Maduro.
A la par de los ajustes, en Venezuela la inflación lejos de bajar ha registrado un “sprint alcista” difícil de controlar por el Ejecutivo y que ha mermado el poder adquisitivo de los ciudadanos. Los datos de entes gubernamentales y extraoficiales así lo revelan: 56,1% (2013); 68,5% (2014); 180,9% (2015) y 274% el año pasado, según números que aportó el BCV al propio Fondo Monetario Internacional (FMI), recientemente.
La información recopilada refleja que entre el período 2013-2014, los aumentos del “mínimo” se “acercaron” al índice del Inpc. Pero una severa distorsión se observó en adelante y dando pie al famoso refrán que “los sueldos suben por la escalera, mientras la inflación lo hace sin detenerse por el ascensor”.
Para el economista Ramón Castillo la actual política de “salarios” del país está “entrampada y sin salida”. En su opinión, a este rotativo, aseguró que “vivimos un proceso hiperinflacionario porque los precios de los artículos cambian de manera casi interdiaria. El Gobierno en los últimos años lo que está tratando es de alcanzar los altos índices de inflación con los constantes aumentos de sueldos y la prueba de ello es que entre 2015 y 2016 autorizó ocho incrementos”, dijo.
“En una medida errada porque los ajustes se han quedado rezagados con respecto al ritmo de la inflación y que para este año se proyecta sobre el 700%, en términos conservadores. Aumentar salarios constantemente es un efecto ‘boomerang’ (…) trae sus consecuencias porque dispara los precios, aumenta la ‘masa monetaria’ en circulación y sin respaldo, disminuyen la cantidad de empresas (por cierre) y, por ende, la productividad”, explicó Castillo.
Otros, como el exministro de Industria Básicas, Víctor Álvarez, coinciden en que el continuo crecimiento del salario demuestra que el “problema de fondo no se ha resuelto”, pues las medidas se traducen en “pan para hoy y hambre para mañana”. “El aumento se vuelve sal y agua por efecto de la voraz inflación”, puntualizó Álvarez, meses atrás en un análisis.
A su vez, el economista Rafael Sánchez indicó que “lo que se proyecta es que (el presidente) Maduro realice el lunes un ajuste cercano de entre 50% y 100%, es decir, podría oscilar máximo los 80.000 bolívares y sin incrementar la cesta ticket. Y sería lo más sensato porque la canasta básica familiar, según el Cendas, alcanzó los Bs. 1.068.643,25 en marzo. Lo real es que el nuevo sueldo recupere el poder adquisitivo y compense los precios altos”.
“Primero que todo hay que acabar con la inflación porque sin frenar esto cualquier decisión gubernamental no tendrá ningún efecto y se mantendrá un círculo perverso donde perdemos todos. ¿Cómo se ataca? con producción y desarrollo, controles efectivos de precios, así de sencillo”, añadió.
En el ala laboral, Marcela Máspero, coordinadora nacional de Unión Nacional de Trabajadores de Venezuela, reprochó los ajustes del Ejecutivo sin consultar a los sectores productivos. A su juicio, no puede existir un alza mientras no sea estabilizado el tema inflacionario. “Debe haber un diálogo social para llegar a acuerdos con respecto al fortalecimiento de economías y poner en práctica estrategias para salir de la crisis”, añadió.
Desde que el presidente Maduro llegó a la presidencia en 2013 ya se han registrado 15 incrementos en los salarios. El último se decretó en enero pasado y fue del 50%. Para hoy se esperan nuevas medidas, tal como lo señaló el propio mandatario el pasado martes en un acto público: “Haré este 1 de mayo anuncios históricos que cambiarán el rumbo de la clase obrera”, dijo.
La economista María Fernanda Herrera, analista de una consultora privada, detalló, a este rotativo, que “lejos de una unificación cambiaria, en Venezuela si podría darse una unificación de salarios entre el sector público y privado. Los trabajadores de la administración gubernamental reciben el incremento de manera directa y por orden presidencial; mientras que los privados no pueden mantener ese ritmo y se han quedado rezagados, la brecha del diferencial se ha prácticamente cerrado. Cada vez son menos empresas las que pueden absorber esos costos adicionales, realizar los ajustes, por lo que tienen que reducir su personal para cubrir costos”.
Dentro del Gobierno, el actual ministro de Trabajo, Francisco Torrealba, aseguró que el Ejecutivo se mantiene atento para controlar el impacto de la inflación, a través de los mecanismos tradicionales de control.
“Por una parte están los mecanismos tradicionales como el control de precios a través del Sundde y por otra parte están los Consejos Productivos de Trabajadores, que se han implementado en algunas industrias y desde ellos se generan los espacios para controlar, mantener y vigilar que no sufra alteración la producción de los bienes”, señaló Torrealba.
Apuntó que el Ejecutivo ha implementado medidas, pero es necesario “el concurso de todos para detener el espiral inflacionario, que es el principal enemigo del salario”.
En los actuales momentos, el Gobierno sigue con la “tarea pendiente” de frenar el alza desmedida de los precios, llevar el Inpc a un dígito y apuntalar el poder adquisitivo de los trabajadores.
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