Pocas veces nos acordamos de cuidar nuestros pies. Son los grandes olvidados. Deberíamos dedicarles más atención que simplemente cuando el dolor o alguna herida nos dificulta pisar correctamente. La planta del pie es un punto neurálgico del cuerpo, donde confluyen las terminaciones nerviosas con todos los órganos del cuerpo.
Por ello, con el simple gesto de andar descalzo, estamos estimulando el normal funcionamiento del cuerpo en su conjunto. Andar sin calzado es beneficioso porque:
Estimula la circulación sanguínea y la oxigenación
Facilita la eliminación de toxinas y grasas del organismo
Alivia el estrés, la depresión
Ayuda a tener más fuerza y resistencia venosa en las piernas, previniendo de las varices.
Al presionar determinadas zonas de la planta, se estimula el correcto funcionamiento del organismo.
Las diferentes superficies que pisamos, estimulan de distinta forma nuestro cuerpo.
Caminar descalzo sobre piedras frías es beneficioso para combatir el dolor de cabeza, mala circulación, dolor de cuello, catarros, pies y manos frías, etc.
Caminar descalzo sobre nieve (caída durante 2 o 3 minutos), ayuda a estimular la circulación sanguínea, irrigando de oxígeno y nutrientes todo el organismo.
Caminar descalzo en la playa fortalece tus piernas, previene celulitis y piel flácida, dará tono a tus glúteos y muslos, evita las varices y formara tus piernas.
Caminar descalzo sobre hierba húmeda permite absorber los minerales y la energía de la tierra lo cual fomentara la circulación de todo tu cuerpo, fortalecerá tu corazón y el sistema nervioso.
Caminar descalzo dentro del agua mejora la circulación, moldea las piernas (sobre todo en el mar), previene los callos, combate el pie de atleta, infecciones y cortes.
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