Fácilmente hayas escuchado la alarma de tu móvil, pedido “cinco minutos más, por favor” y después hayas vuelto a mirar el smartphone. ¿Nos equivocamos?
Quizá no sea tu caso y te despiertes tan cansado que no tengas ganas para revisar el correo o ver si alguien te ha escrito en WhatsApp, pero según recoge el portal CNN, el Centro de Investigaciones Pew indica que más del 65% de los adultos duermen con su smartphone, lo que facilita que sea lo primero que vemos por la mañana y nos enganchemos al aparato desde primera hora. Un mal hábito.
El principal peligro es, según el portal, el correo. Asegura Mel Robbins, la autora del texto, que los correos electrónicos “piden nuestro tiempo, atención, ayuda y espacio en el cerebro”. “No sorprende que empieces el día sintiéndote abrumado, presionado y en un estado reactivo en vez de proactivo”, afirma.
La autora, que afirma que si lo primero que hacemos nada más levantarnos es revisar los mensajes, asegura que así estamos permitiendo que alguien más establezca nuestras prioridades antes de haber desayunado. Y lanza un consejo: “Yo no duermo junto a mi teléfono. Está en la cocina, o suficientemente cerca como para escuchar la alarma y los suficientemente lejos como para que cuando haya llegado a la cocina no regrese a la cama. Apago la alarma y no vuelvo a tomar el teléfono hasta que haya hecho otras cosas para tomar el control y darle importancia a mis prioridades”.
Robbins nos anima a que la tecnología no cope nuestras primeras horas del día. Esas son para nosotros, para que establezcamos prioridades, tomemos un café y aclaremos la mente. “Haz una ‘limpieza de cerebro’ de cinco minutos y describe tus prioridades, luego subraya las tres cosas más importantes, las que más te importen”.
Tan importante es que nos dediquemos ese espacio matutino que la autora sostiene que si no miramos el móvil nada más levantarnos habremos tomado el control de nuestro día y habremos puesto en orden nuestras prioridades. Una vez hecho esto, ahora sí, podemos mirar la bandeja de entrada de nuestro correo.
Fuente: bancaynegocios
