Un joven aprendió duramente la lección de que nunca hay que subestimar a una hermosa chica porque jamás puede saberse lo que va a venir como consecuencia. Sino, hay que preguntarle al protagonista de esta nota.
«A ver si sos tan macho y te animás conmigo», soltó la voz de la jovencita para provocar al pobre muchacho, que aceptó «canchero» hacerle frente de manera displicente a una mujer desarmada y menuda. Sólo bastaron dos movimientos y pocos segundos para que el muchacho aprenda una lección que seguro no se olvidará en mucho tiempo.