En la década de 1850, miles de personas viajaron a Victoria, Australia en busca de fortuna como parte de la fiebre del oro victoriana.
El primer descubrimiento registrado de oro en el área de Moliagul tuvo lugar en septiembre de 1852.
Oro
Dos mineros, John Deason y Richard Oates, originarios de Conwell, Inglaterra, poseían pequeñas granjas. En febrero de 1869, Deason estaba explorando el terreno para encontrar oro cuando golpeó lo que pensó que era una roca. Después de golpearlo por segunda y tercera vez, limpió el suelo y desenterró la enorme pepita.
Oates estaba ocupado arando en su prado cercano y fue llamado por el hijo de Deason. Cubrieron la pepita y esperaron hasta que fuera seguro sacarla y luego la llevaron a la casa de Deason.
Deason y Oates, acompañados por un guardaespaldas, transportaron la pepita a la ciudad de Dunolly y la vendieron en el London Chartered Bank de Australia. Como no había balanzas en el banco lo suficientemente grandes para pesar la pepita, fue transportada a una herrería local para reducir su tamaño. Se cree que la pepita en su conjunto pesaba alrededor de 110 kg antes de ser cortada.
Ahora, un gran obelisco de piedra rodeado por una valla conmemora el descubrimiento. Solo el 0,00000011% de la corteza terrestre está compuesta de oro. Como explico en el libro El elemento del que solo hay un gramo:
El oro constituye el epítome del lujo, la materialización de lo crematístico, el único material cuyo brillo fenicio es capaz de cortocircuitar las sinopsis de las personas más cuerdas. Alrededor del año 4700 a.C. ya fue uno de los primeros metales que se emplearon en la necrópolis de Varna, en Bulgaria, uno de los yacimientos más importantes del mundo. La India tiene el 10% de las reservas mundiales de oro y realiza el 25% de las compras mundiales. En 2011, por ejemplo, adquirió alrededor de 1.000 toneladas de oro. Y la mayor parte de ese oro se destina a la joyería.
Fuente: Xataka Ciencia
Por: Maria Laura Espinoza
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