Noticias de impacto, muertes violentas, atentados, acontecimientos políticos o sociales, ideologías o manifestaciones… De forma continuada o repentina, sientes el impulso de publicar ciertos comentarios, ¿sin importancia? Subes tus críticas, fotos o vídeos creyendo que es una divertida ocurrencia, una provocación, una reivindicación legítima, humor negro o ironía. De momento, lo que es seguro es que te lloverá un aluvión de comentarios negativos. ¿De verdad piensas lo que publicas?
Tus comentarios pueden ser delictivos. No todo vale
Afortunadamente, cada vez son más los que colaboran con la Policía notificando la existencia de comentarios que, como mínimo, son inapropiados, inmorales y nocivos, y que debido al impacto que generan, se viralizan como la espuma o, simplemente, llegan a ojos de quien no debe.
En el momento en que apretáis el botón “publicar”, tus sentimientos y opiniones más profundos están fuera de control. Puede que esas provocaciones te cuesten más de un disgusto si sobrepasan la delgada línea de la libertad de expresión para vulnerar los derechos de otros; en definitiva, puede que lo que estés publicando sea delito. Porque, finalmente, quien decide si tus opiniones merecen ser sancionadas es el Juez, no los propios usuarios o la Policía.
A pesar de ser un hecho ya algo frecuente en nuestras vidas, aún son pocos los que conocen las consecuencias y las posibles soluciones, si es que la hay, a los conflictos generados por publicar contenidos inadecuados o delictivos.
A partir de ese momento, te arrepientas o no, y sin ser consciente del alcance que pueden llegar a tener, los eliminas rápidamente o después de un corto tiempo. Si piensas que no va a quedar rastro de ellos, te equivocas.
La libertad de expresión, se manifiesta en todo su apogeo en las redes sociales, donde coquetea peligrosamente con el derecho al honor e intimidad de los otros usuarios. Las circunstancias en las que se publica tu comentario, el contexto, su repercusión y la exposición publica de las personas contra las que va dirigido influirán a la hora de valorar si una publicación es delictiva o no. No todo está amparado por el derecho de crítica y opinión. Puedes expresarte con libertad pero… ¿y si fueras tú mism@ la víctima de esos comentarios? ¿Los verías igual de justos?
Una vez publicado, será prácticamente imposible eliminarlo de la Red
Aunque elimines tu publicación, ya se habrá compartido o retuiteado, vía red social o mensajería instantánea. Si lo has publicado en una red social, aún te queda la posibilidad de “rastrear” quién o quiénes han contribuido a su difusión, pero olvida seguir su rastro si se ha transmitido a través de mensajería privada, por ejemplo whatsapp. Buen momento para advertirte que es prácticamente imposible seguir el rastro de un contenido viral, difundido infinitamente.
Tu información está a merced de las todopoderosas Redes Sociales
¿A dónde van a para los datos que publicas? En su mayoría (Twitter, Facebook, Youtube, etc) son servidores extranjeros. Mandan sus propias condiciones de uso y la legislación del país donde están ubicados, así que, aunque lo solicites, si no vulneran sus normas, no van a retirar los contenidos que te afecten directamente. Tus datos están en sus manos. Puede resultar ilógico, pero es lo que hay.
Solo los proveedores de servicio españoles, como Tuenti, actúan conforme a nuestra legislación. Aún así, en ambos casos has de saber que los administradores de una web o red social, en principio, no serán responsables del contenido que publicas.
Google te hunde hacia las profundidades
Para mayor desgracia, los principales buscadores, como Google o Yahoo, ya habrán explorado e incluido en Internet el contenido de esa imagen, vídeo o comentario comprometido y, gracias a algún algoritmo matemático, aparecerán referenciados en los resultados de las búsquedas de cualquier usuario.
Ahora vas y lo tuiteas
Los enfrentamientos personales y las opiniones que puedan dañar derechos ajenos es mejor dejarlos para el ámbito privado. Nunca sabes la trascendencia y el alcance que puede llegar a tener un vídeo, una foto o un comentario y cuánta gente puede sentirse agredida. También es una opción el retractarte públicamente. Al fin y al cabo, es lo que se persigue la sanción pública del comentario improcedente.
Si piensas algo que puede causar daño o has hecho lo que no debías, guárdatelo para ti mism@ y cuéntaselo a tus nietos, hijos, hermanos o amigos, pero en la intimidad, no por Facebook.
Foto: Tecnoxplora
Fuente: Tecnoxplora.com