El modelo económico de Brasil ha comenzado dar señales de agotamiento. Durante 2013 el país ha tenido que aplicar medidas para frenar la depreciación del real, al tiempo que el índice inflacionario se ubica en 6,5% interanual, más allá del límite que se había propuesto el Gobierno de Dilma Rousseff.
La moneda brasileña se devaluó más de 15% respecto al dólar en 2013, llegando a sus niveles más bajos desde 2008 (2,454 reales por dólar).
Esto ocasionó que en mayo el Banco Central brasileño anunciara la subida de los tipos de interés hasta el 8% -50 puntos básicos- en un intento de parar la subida de los precios, impulsada por el consumo, en especial de los alimentos.
El sector industrial también está en crisis al decrecer 0,3% durante los tres primeros meses de 2013, aunque en el segundo trimestre experimentó una mejoría del 2%.
El crecimiento de la economía brasileña mostró signos de debilidad en el primer trimestre de este año al registrarse un incremento del PIB de solo 0,6%, mientras que la estimación del Banco Central era de un 1%. No obstante, en el segundo trimestre se registró una recuperación de 1,5% del PIB, gracias a la reducción de impuestos en algunos sectores económicos y al crédito otorgado por el Gobierno para las inversiones. Sin embargo, las previsiones para el cierre del año no son positivas.
Expertos afirman que estos datos empiezan a revelar que el modelo económico de Brasil ha dejado de funcionar. Lo dijo el propio presidente del Banco Central, Alexandre Tombini, a mediados de año cuando sentenció que es necesario que el crecimiento del coloso sureño comience a apoyarse en la inversión y no en el consumo.
“El modelo que tiene Brasil es el del programa de Lula (Da Silva) de incentivo al consumo a través de su política de la inclusión. Hoy en día hay un gran debate que es precisamente hacia dónde se va a reconducir este modelo”, opinó Nahem Reyes, profesor de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Para tratar de reorientar el esquema de crecimiento, el Ejecutivo de Rousseff se ha enfocado en inversiones en el área de infraestructura; empero, estas iniciativas se han topado con problemas como la burocracia y la corrupción.
Previsiones futuras
Un factor importante en lo que será el futuro de la economía brasileña se jugará en las presidenciales de 2015. Una posible candidatura de la ecologista Marina Silva pondría dificultar el camino a Rousseff, que aspira a un segundo periodo.
Silva, que anunció recientemente su filiación al Partido Socialista de Brasil (PSB), ha asomado la necesidad de hacer ajustes al modelo económico.
“La propuesta brasileña es sanear las finanzas públicas, que el gasto público esté más controlado, que los fondos que son para actividades sociales vayan dirigidos a quienes están dirigidos”, dijo Reyes.
Otro punto clave a tomar en cuenta en el futuro económico de Brasil es sin duda lo que generará la renta petrolera.
Fuente EU