El Gobierno de Rajoy presentò un “programa de estabilidad” que eleva el objetivo del déficit y descarta nuevas subidas de impuestos. Prevé una caída del PIB de 1,3% en 2013
Las previsiones oficiales indican que recién en 2014 los españoles volverán a tasas positivas de crecimiento, con un 0,5 por ciento. El desempleo, en tanto, caerá levemente este año, hasta ubicarse en 26,7% en 2014 y 25% en 2015, según las previsiones anunciadas por el Ejecutivo de Mariano Rajoy.
Inmersa en una recesión desde finales de 2011, la cuarta economía de la zona euro terminó el año pasado con una contracción del 1,37% de su Producto Interior Bruto (PIB), y en el primer trimestre de 2013 superó los 6 millones de parados, alcanzando una tasa récord de 27,16%.
Para revertir esta situación, el Gobierno presentó este viernes un plan de reformas estructurales que dibuja la «estrategia económica que debe pilotar al país hacia la salida de la crisis», explicó la vicepresidente Soraya Sáenz de Santamaría.
La funcionaria hizo el anuncio acompañada por el ministro de Economía, Luis De Guindos, y el de Hacienda y Administraciones, Cristóbal Montoro.
En el programa, que recoge las previsiones económicas hasta 2016, el Ejecutivo eleva su objetivo de déficit al 6,3% para este año, por encima del 4,5% previsto inicialmente, y no prevé disminuirlo por debajo del límite del 3% reclamado por la Unión Europea hasta 2016.
Mientras reduce su déficit, la deuda de la administración pública española seguirá creciendo según el Programa de Estabilidad para 2013-2016 presentado este viernes por el Gobierno: en 2013 será del 91,4% del PIB y en 2016 alcanzará el 99,8%.
Entre las reformas presentadas, el Gobierno no prevé el aumento de impuestos principales, aunque puede modificar algunas tasas suplementarias como las ambientales. «No se van a subir los grandes impuestos: la renta y el valor añadido», dijo Sáenz de Santamaría.
Desde que llegó al poder a finales de 2011, el Ejecutivo conservador encabezado por Mariano Rajoy emprendió drásticas medidas de austeridad y un aumento de la presión fiscal para ahorrar 150 millones de euros y sanear el desequilibrio en las cuentas públicas españolas, que entonces registraban un déficit del 9,4 por ciento.
Fuente: Infobae