El acto central de los 212 años de la declaración de la independencia tuvo lugar en el parque Yacapana, inmensa zona de 320.000 hectáreas bajo protección especial en el Amazonas venezolano que está, sin embargo, atravesada por la minería ilegal a la vista y complicidad de las autoridades. Es tierra de pueblos originarios.
Escena 1
Un militar de alta graduación, rodeado de tropa, está en un paraje del parque en el que se observan campamentos rudimentarios en medio de un ambiente depredado.
Militar: «El indígena establece el liderazgo, ¿dónde está el cacique mayor?».
Mujer indígena: (fuera de toma) «El cacique mayor es mi padre, yo soy la hija… mucho gusto» (y extiende la mano).
Militar: (volteándose y estrechando la mano) «Menos mal que la veo adecuadamente preparada (ella lleva cinta alrededor de su cabeza, el rostro pintado, camisa blanca y falda típica) para defender el derecho ambiental de todos los venezolanos, en un ambiente libre de contaminación, sin mercurio, sin minería ilegal, sin destrucción de la tierra, sin contaminación de los ríos -ya le ha soltado la mano a la mujer, y ahora acompaña sus palabras moviendo los brazos con firmeza-; gracias por apoyar el desalojo de la minería ilegal del parque Yapacana, muy amable (y le vuelve a estrechar la mano).
Militar: (ahora habla mirando a la tropa) Todo indígena defiende el ambiente, todo indígena está contra la destrucción de los suelos, todo indígena está contra la contaminación del agua, ¿O no es así? Y si hay algún indígena mezclado tenemos que también ponerlo a derecho.
Mujer indígena: (le vuelve a extender la mano) “mucho gusto…” (él la interrumpe).
Militar: …porque estamos en este momento en una actividad que viene dasa…rollándose (se le enreda la lengua), ya nos reunimos con todos los capitanes (indígenas), tenemos todos los videos, ya se les había dado un plazo, de hecho tengo más de 50 motores (señala el horizonte) mientras ustedes estaban aquí, los veían y nadie dijo nada…
Mujer indígena: (levanta la mano para decir algo, pero él sigue).
Militar: nadie dijo nada, pero no importa porque la fuerza armada está para apoyar, ya vinimos y vamos a destruir todos esos motores que están creando contaminación y gracias a Dios la gente está saliendo voluntariamente del parque, de esta área, de esta mina en particular, gracias por todo (y da la espalda).
Mujer indígena: (da un paso hacia el militar y extiende el brazo señalándolo) ¿cómo es tu nombre general?
Militar: (José) Viloria Sosa.
Mujer indígena: mucho gusto (y se estrechan las manos otra vez) Usted es compañero del hermano Maita (otro general), ¿verdad? (Viloria tiene las manos en la cintura) el primero que está construyendo con esas maquinarias que usted va a quemar es el señor Maita , ¿lo sabía eso?, ¿lo sabía?
Militar: (abriendo los brazos) usted está equivocada.
Mujer indígena: todo el pueblo lo sabe, somos testigos ¿y sabe qué? yo como indígena he estado caminando…tú (y lo apunta con el dedo) a ti te pueden engañar pero a mí no.
Militar: se lleva la mano a los lentes y voltea hacia otro lado.
Escena dos
Otro militar, que resulta ser el general José Ramón Maita está sentado frente a una mesa en el mismo descampado, a su derecha un hombre que no abrirá la boca y frente al general la mujer indígena. Tres militares con sus pertrechos rodean la mesa. Maita le “pide” a la indígena que se disculpe por lo que dijo sobre él. Y señalando al tipo a su derecha dice que es fiscal del Ministerio Público para que ella ponga la denuncia.
Mujer indígena: (mirando de frente al general, sin bajar nunca la cabeza) primero que todo mi indignación y los restos (¿) de lo que dije, yo le pido disculpas, pero también en nombre de mi pueblo indígena de verdad necesito que me den pronta respuesta de las personas que tienen allá presos…
…/…
En el preámbulo de la Constitución se alude al “heroísmo y sacrificio de los pueblos aborígenes”. Si era necesaria una prueba: esta mujer indígena que enfrentó solo con voz y pulmón a unos militares que “descubrieron” años después el ecocidio en el corazón del Amazonas: ¿protegen el negocio? ¿Son invasores explotando El Dorado?
Editorial de El Nacional