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¿Es recomendable hacer ejercicio estando enfermo?

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¿Es recomendable hacer ejercicio estando enfermo?

Antes de lanzarnos a correr, nadar, o cualquier otra actividad física, debemos de hacernos las siguientes preguntas:

 

 

 

¿Con qué síntomas puedo realizarlo?

 

 

Cuando tus síntomas son leves, como estornudos, congestión o dolor de garganta, puedes realizar ejercicio de forma moderada. Eso sí, si estás atravesando una gripe y padeces fiebre, malestar estomacal o debilidad muscular, debes hacer reposo e hidratarte correctamente para recuperar los electrolitos que perderás con el sudor. En este caso, además, es recomendable que optes por antigripales con varios principios activos, ya que reducirán todos los síntomas relacionados y te ayudarán a mejorar tu bienestar y a volver cuanto antes a tu ejercicio diario.

 

 

 

¿Cómo debo vestirme?

 

 

Intenta utilizar tejidos térmicos y transpirables, ya que te permiten mantener el calor y expulsar el sudor. Así te asegurarás que tu piel esté lo más seca posible durante el ejercicio. Además, debes intentar cubrir tu garganta (una braga es ideal, ya que puedes subirla para cubrir boca y nariz y evitar así que el aire helado entre directamente), tus manos y utilizar un gorro para la cabeza, ya que es la parte de nuestro cuerpo por la que perdemos mayor calor corporal.

 

 

 

¿Durante cuánto tiempo puedo realizar ejercicio?

 

 

Aunque estemos enfermos, también tenemos que tener en cuenta cuáles eran nuestras condiciones físicas previas y ser consciente de que no es el mejor momento para llegar a nuestras mejores marcas. Por ello, lo ideal es que establezcamos rutinas al aire libre de alrededor de unos 30 minutos diarios, tiempo suficiente para obtener beneficios de la práctica deportiva sin necesidad de exponernos demasiado tiempo a las bajas temperaturas.

 

 

 

¿Cuáles son los ejercicios/deportes más recomendables?

 

 

Nuestro cuerpo se encuentra más débil de lo normal, por lo que debemos tener cuidado y no someterle a un sobreesfuerzo. Lo ideal es que hagamos ejercicios aeróbicos de intensidad media-baja, como correr o andar en bicicleta, ya que mejoran nuestra función cardiovascular y nuestra capacidad pulmonar, mermada por la enfermedad. Debemos empezar a realizarlos de forma moderada, suave y progresiva y escuchar a nuestro propio cuerpo durante el transcurso para aumentar o disminuir la intensidad. Además, es preferible que estos ejercicios los hagamos en espacios abiertos, y a ser posible a solas, con el objetivo de no contagiar a los demás.

 

 

Fuente: vivir más y mejor

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