Los viajes en el tiempo son el sueño de muchas personas. Pero durante los últimos cincuenta años, lo que alguna vez parecía solo factible en las novelas de ciencia ficción, poco a poco ha ido cobrando realidad material. ¿Es posible viajar en el tiempo? Averígualo aquí.
Viajar al futuro
En teoría, viajar hacia adelante en el tiempo es posible, es solo una cuestión de dinero y técnica y ha sido probado en más de una ocasión. Aunque en un principio es necesario explicar, según términos físicos, cómo se daría exactamente un viaje hacia el futuro, y qué incidencias puede tener esto sobre nuestra realidad.
Un ejemplo muy claro para explicar los viajes al futuro es «la parábola de los gemelos». Esta supone que si dos gemelos se separan y uno de ellos de embarca en un viaje espacial de varios años de duración moviéndose casi a la velocidad de la luz, mientras su hermano se queda en casa, cuando el viajero vuelva, con la percepción de que para él solo transcurrieron cinco años, descubrirá que su gemelo envejeció varias décadas en el lapso de la ida y la vuelta. ¿Por qué ocurre esto?
El gemelo que se fue al espacio viajó en el tiempo hacia el futuro debido a la velocidad a la que iba. Esto quiere decir que el paso del tiempo depende de la velocidad a la que se mueva un cuerpo, lo que ha sido probado en distintas oportunidades con relojes atómicos de precisión perfecta.
Teoría de la relatividad
La parábola de los gemelos explica la teoría de la relatividad especial desarrollada y formulada por Albert Einstein a principios del siglo XX. Esta teoría plantea que “el espacio y el tiempo son aspectos de la misma cosa: del tiempo espacial. Hay un límite de velocidad de 300.000 kilómetros por segundo para cualquier cosa que viaje a través del tiempo espacial, y la luz siempre viaja al límite de velocidad”.
Esta teoría también plantea que cuando nos movemos a través del tiempo espacial el tiempo pasa más lentamente para ti que para las personas que has dejado atrás. Esto explicaría la diferencia de edad entre el viajero y su gemelo terrestre. Sin embargo la única manera de observar este efecto es regresando al lugar de partida.
El cosmonauta que viajó en el tiempo
El cosmonauta ruso Serguéi Konstantínovich Krikaliov es la prueba viviente de que viajar al futuro es posible. Krikaliov pasó 803 días en la estación espacial Mir a 27.000 km por hora, logrando viajar en el tiempo una fracción pequeñísima de tiempo, exactamente 1.48 segundos hacia el futuro. Hasta la actualidad este es el viaje en el tiempo más largo conocido por la humanidad.
Viajes al pasado
Ahora bien, aún queda por resolver la gran cuestión por la que los físicos se desviven: ¿es posible viajar en el tiempo al pasado? La respuesta a esta pregunta va a depender de a quién le preguntes. Por ejemplo, el físico Stephen Hawking sugirió que la ausencia de “turistas del futuro” en nuestro presente constituye un fuerte argumento en contra de la existencia del viaje en el tiempo hacia el pasado.
Hawking también indicó que “al viajar al pasado se estaría creando un universo paralelo» y no se viajaría al propio pasado sino a una copia de este, pero con una diferencia: la existencia de un turista temporal. «De este modo se tendría dos espacios temporales simultáneos: uno donde aparece un turista del tiempo y otro donde no aparece”.
No obstante, en realidad las leyes físicas no prohíben o desechan del todo los viajes hacia el pasado, sino que simplemente aún no se ha demostrado su factibilidad.
Con un esquema teórico bastante peculiar, el matemático y filósofo austríaco-estadounidense Kurt Gödel suponía con que solo haría falta viajar hacia el futuro lo suficiente como para encontrarnos con nuestro pasado. ¿Algo tal vez demasiado similar a lo que el final de 2001: Odisea del espacio? Tal vez.
Pero, aunque parezca confusa, la hipótesis de Gödel tiene lógica. Supone que con los viajes en el tiempo podría suceder algo parecido a lo que ocurriría si decidiéramos comenzar a recorrer el mundo: al terminar de darle una vuelta entera, llegaríamos al mismo punto.
No obstante, para que esto suceda nuestro universo debería encontrarse en rotación y esa es la parte de la premisa que no se ha demostrado… Todavía.
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