Uno de los momentos en los que experimentamos una mayor sudoración es cuando padecemos fiebre. Eso sí, no debemos entender esta reacción natural de nuestro organismo como algo negativo, sino todo lo contrario, ni tampoco forzar su aparición abrigándonos en exceso.
El sudor es un líquido que expulsamos a través de las glándulas sudoríparas y que está compuesto por agua, sales minerales y toxinas. Pero, ¿por qué sudamos? Existen varias razones, entre las que se encuentran:
Regulación de la temperatura corporal. Ésta es la principal función del sudor. Funciona como un mecanismo de transpiración que se pone en marcha para mantener una temperatura correcta y prevenir el sobrecalentamiento. Por ello, cuando hacemos ejercicio es natural que comencemos a sudar más, ya que nuestra frecuencia cardíaca aumenta y también nuestra temperatura corporal, de ahí que el organismo emita sudor para regularla. Lo mismo ocurre cuando padecemos fiebre a causa de la gripe, ya que sudamos más con el objetivo de activar la refrigeración de nuestro propio organismo.
Eliminación de toxinas. A través del sudor eliminamos parte de los agentes tóxicos presenten en el organismo así como las sustancias de desecho presentes en el mismo. También desprendemos mucha agua y electrolitos que debemos reponer mediante la hidratación y la alimentación.
Respuesta emocional. Cuando sentimos determinadas emociones, como la ansiedad, el miedo, o un nivel elevado de estrés, nuestro sudor aumenta. La explicación se encuentra en nuestro sistema nervioso, que ante produce una mayor estimulación de las glándulas sudoríparas ante estos estímulos.
Reacción ante una enfermedad. No siempre el sudor asociado a una enfermedad se activa cuando hay fiebre. A veces no es necesario y se comporta como un síntoma independiente, pudiendo aparecer como consecuencia secundaria de enfermedades como el hipertiroidismo o la diabetes, entre otras. También los cambios hormonales pueden modificar nuestro volumen de sudoración, por eso en la menopausia es muy común que se produzca un aumento importante.
¿Y si padecemos gripe?
La fiebre es una respuesta de nuestro sistema inmunológico ante la presencia de virus y bacterias dañinas para nuestro organismo. Cuando padecemos gripe, y con el objetivo de eliminar todos estos agentes, el cuerpo aumenta su temperatura, produciendo así una mayor sudoración. Esto demuestra que el sudor es la reacción natural del organismo con la que se pretende regular la temperatura corporal durante un periodo febril y que, por lo tanto, es bueno que se produzca durante la gripe.
Eso sí, algunas personas se abrigan en exceso creyendo que al sudar más se recuperarán antes. Ésta es una creencia errónea, ya que si nos cubrimos con demasiadas mantas o aumentamos mucho la calefacción de nuestra casa tan sólo conseguiremos que aumente nuestra temperatura corporal y, en consecuencia, nos sintamos peor. Es decir, el sudor es la respuesta del organismo ante la presencia de fiebre, por lo que no debe ser entendido nunca como el remedio contra la misma. Para ello, debemos optar por analgésicos como el paracetamol, que nos ayudarán a reducir el dolor y eliminar la fiebre.
DMedicina