Como todo lo que dice y hace Nicolás Maduro y que afecta directamente a los venezolanos, la fecha de las elecciones presidenciales le parece un chiste. Ya para muchos (quizás la mayoría) es demasiado esperar hasta 2024 y a él se le ocurre olvidarse de la cita que le obliga la Constitución para dejar el cargo que nunca debió ocupar.
La discusión sobre la fecha de las próximas elecciones tiene muchas aristas y no muy favorecedoras. Digamos que es demasiado tiempo para dejar al país padeciendo la peor de las crisis a escala mundial. Significaría dejar morir a muchos, literalmente, como consecuencia de las espantosas políticas del gobierno chavista. Sin embargo, después del fallido revocatorio, es lo que queda en el horizonte y los venezolanos están obligados a no perder la esperanza para salvar el país.
“Ya no tenemos elecciones de aquí a 2025, más o menos. ¿2026? La próxima elección. ¿2025, 26? No sé qué dirá la ley electoral. Por lo menos en 2022 y 2023 no hay elecciones. Después veremos cuándo se hacen, a menos que las convoque el bobolongo (Juan Guaidó) con su poder supremo”, dijo este jueves pretendiendo ser chistoso, durante la inauguración de la plaza de la Rebelión Antiimperialista 4F, en Caracas. El comentario le causó gracia a algunos de sus acompañantes, como la primera combatiente y la vicepresidenta. Pero resulta que no se trata de un bobolongo que las quiere convocar, es el poder realmente supremo, el pueblo, el mismo que le expresa 80% de rechazo, y eso él lo sabe.
Por esa razón fue que eliminó de cuajo la posibilidad del revocatorio y ahora se hace el loco con la fecha de las elecciones. No, señor Maduro, no es ni siquiera la ley electoral que dice no saberse, es la Constitución, la ley de leyes, la que le obliga a ir a elecciones después de un período de seis años, alargado por su comandante. Y ese es un derecho que le será muy difícil eliminar sin sufrir consecuencias. Y no vale que a última hora amenace con una revolcada en las presidenciales, porque usted sabe que no cuenta con el favor de nadie. ¿Quiere decir entonces que se dedicará estos dos años a preparar la trampa?
Lo que realmente es un chiste muy bueno es la afirmación que hace de que dedicará estos dos años a ocuparse del país y de la gente. ¡Pero si no lo han hecho en 20 años! A menos que quieran seguir dilapidando lo poco que entra en las arcas de la nación, que para eso sí han sido eficientes.
Pero es mejor que no se equivoque. La oposición tiene muchos problemas y ahora mismo anda bastante desorientada, pero los venezolanos sí tienen claro que la presidencia tiene fecha de caducidad, y si hay que amarrarse los pantalones para llegar hasta 2024 como última esperanza, lo hará, porque ese derecho no se lo vamos a servir en bandeja de plata a nadie.
Editorial de El Nacional